Vuelve la Liga. Y para algunas mentes bienintencionadas la vuelta del fútbol tras el Mundial, debe ser una especie de suplicio que hay que llevar con resignación. A ellos, nada les reprocho y hasta, aficionado al fútbol como soy, les puedo llegar a entender. Pero existe otra clase de mentes, intelectualoides del tres al cuarto, cuya cruzada contra el deporte rey estriba más en una afirmación de su aristocratismo cultural que en otra cosa. Y su desprecio altivo sólo es el pretexto postizo para instalarse en esa minoría selecta y sobreinterpretada, y para, además, dejarle claro a la galería que se pertenece a ella. A este grupo de sensibilidades refinadas, tan en las antípodas de las burdas aficiones del pueblo, les vendría bien leer alguna vez al Poeta del Pueblo. Precisamente. Y quizás entonces entenderían que la volea de Zidane en aquella final europea o la galopada de Messi contra el Getafe, tienen más plástica y más lírica que la literatura nepalí, por decir algo. Porque sí, a Miguel Hernández le gustaba el fútbol. Y es que se puede ser uno de los mejores poetas que han dado nuestras letras y ser aficionado al balompié y hasta practicarlo. Cuenta José Luis Ferris, biógrafo del poeta, que éste formaba parte de un equipo local llamado “La Repartiora”, nombre surgido probablemente por la camaradería entre los jugadores del equipo, que cargados cada cual de comida y bebida, la repartían tras los partidos. A Miguel Hernández lo apodaban “el Barbacha”, porque parece que era algo lento, en alusión a los caracoles llamados barbachos en la zona de Orihuela y Murcia. En el campo de Los Andenes, en Orihuela, se enfrentaba “La Repartiora” con otros equipos locales. Miguel Hernández llegó incluso a inventar un himno para el equipo, remedando la melodía de “Por la calle de Alcalá”, de Las Leandras. Ya en su obra, Miguel Hernández dejó también patente su afición por este deporte. En 1931 escribe su “Elegía al guardameta”, dedicada a “Lolo” (Manuel Soler), portero del Orihuela C.F. El poema, que se inicia con la dedicatoria “A Lolo, sampedro joven en la portería del cielo de Orihuela”, se centra en la estirada que “Lolo” realiza para salvar un gol a la salida de un córner, con tan mala fortuna que golpea su cabeza con el poste de la portería. En el poema, “Lolo” fallece como consecuencia del lance, aunque en la realidad parece que todo fue un susto subsanado por unos cuantos puntos de sutura. El poeta se inspira en una supuesta fotografía en la que el portero es captado justo en el momento de la estirada y segundos antes de su muerte: “Y te quedaste en la fotografía, / a un metro del alpiste,/ con tu vida mejor en vilo, en vía / ya de tu muerte triste, / sin coger el balón que ya cogiste”; y nos deja imágenes tan bellas como ésta: “Inflamado en amor por los balones, /sin mano que lo imante,/ no implicarás su viento a tus riñones/, como un seno ambulante / escapado a los senos de tu amante”.La elegía engarza con otros poemas del estilo, como el que Alberti dedicó a Platko, el guardameta húngaro del Barcelona de los años 20.
Los pedantes a los que me refería al principio de este artículo, argumentarían que si Miguel Hernández aún viviera, probablemente sería alguien muy crítico con el fútbol de hoy en día, especialmente con la inmoralidad que supone manejar las cantidades desorbitadas de dinero que se mueven en ese mundo. Y seguro que tendrán razón. Pero, probablemente también, Andrés Iniesta tendría ya la oda que lo haría eterno.
Ay los intelectuales que olvidan que el ser humano es mezcla de cabeza y cuerpo, alma y pasiones.
ResponderEliminarMuy interesante y me alegra leeros de nuevo.
Un saludo
Hola, Píramo y Tisbe. Feliz "rentrée" a los dos.
ResponderEliminarCitas, Píramo, a Ferris, el gran biógrafo de Miguel Hernández. Ayer, precisamente, salió en "Canal 9" en el documental dedicado al poeta de Orihuela.
Qué curioso artículo el de hoy. Interesante, como todos.
ResponderEliminarUn placer reencontraros a la vuelta, en la "rentrée".
Precisamente ayer homenajeamos en Candás a Miguel Hdz. un grupito de poetas, acompañanando al cantaautor Paco Damas (que tiene un disco precioso con propuesta didáctica para el alumnado. Os recomiendo su página: www.pacodamas.com).
Hasta siempre. Seguimos en contacto.
Abrazos
Querer aparentar la condición de intelectual muchas veces conlleva el rechazo a lo mundano, ya sea ir al cine y comer palomitas, disfrutar como loco en un concierto o, como en este caso, ser aficionado al fútbol. Es muy interesante la imagen que dibujas aquí de Miguel Hernández: escritor y aficionado al fútbol ¿por qué no?
ResponderEliminarPor otra parte, quiero dar yo también la bienvenida a Capitán, Javier y Esmeralda. Espero que hayáis pasado un buen verano.
Bienvenido de nuevo, Capitán, tras la tregua. Nunca me gustaron los elitismos culturales. Valoro mucho la humildad. Por eso este artículo.
ResponderEliminarJavier, feliz vuelta tambíén para ti en el Diario de Teruel y en El Dissabte de Benicarló. A buen seguro, tus lectores volverán a disfrutar con tus textos. A Ferris me gustaría verlo en uno de los últimos actos de clausura del congreso internacional sobre Miguel Hernández que se celebrará en Alicante, Elche y Orihuela en octubre.
Esmeralda, qué bonita iniciativa la de ese homenaje que mencionas. Por supuesto, he visitado la página de Paco Damas y tiene muy buena pinta. Gracias por la recomendación.
Tisbe, claro que sí. Tú y yo que somos ruidosos palomiteros en el cine, saltadores en los conciertos, y cada vez más herculanos, nos reímos de los estirados y artificiales y presuntuosos "adalides de la cultura". Y, con todo, hasta parece que hay días que leemos y todo.