CESÓ TODO Y DEJÉME. Blog literario

domingo, 22 de julio de 2012

167. La batalla de los Arapiles



Tal día como hoy, hace 200 años, se libró en las inmediaciones de Salamanca la Batalla de los Arapiles que, a la postre, habría de resultar decisiva para la expulsión de los franceses de la Península en el marco de la Guerra de la Independencia Española. Constituye, además, el anticipo de la derrota francesa de Waterloo, que acabaría definitivamente con las aspiraciones napoleónicas en Europa.

Benito Pérez Galdós novelizó este acontecimiento en el último título de la primera serie de sus Episodios nacionales, La batalla de los Arapiles. En el contexto de la actual novelística, donde el tema histórico goza de gran predicamento, los Episodios nacionales de Galdós reconcilian al lector con el género, devolviéndole su sabor añejo y regalándonos una tregua ante tantas sábanas santas, enmarañados complots religiosos y el abrumador fenómeno del “guerracivilismo”, entre otros abusos, sólo mitigados por algún feliz hallazgo  que de vez en cuando airea la polilla imaginativa de la mayoría.
Con La batalla de los Arapiles, terminan las vicisitudes del soldado Gabriel Aracil, protagonista de 9 de los 10 Episodios de la primera serie. Aunque el libro resuelve algunos de los asuntos pendientes de las novelas anteriores, Galdós tiene la habilidad de conseguir que el lector pueda leer la narración como una obra independiente sin necesidad de seguir la serie. Los flecos sueltos que podrían descolocar al lector que no haya leído los Episodios precedentes, son resueltos mediante alusiones insertadas con naturalidad en la narración, que enseguida actualizan al lector sin necesidad de enojosas explicaciones o justificaciones que interrumpan el curso fluido del relato. Algunos de esos temas pendientes parten de Cádiz, el antepenúltimo Episodio de esta primera serie, altamente recomendable en estas fechas donde se conmemora la Constitución de 1812 y que constituye un friso muy evocador y didáctico del ambiente previo a la celebración de las Cortes gaditanas, en medio de la interesante ficción que Galdós enhebra entre los acontecimientos históricos.

En La batalla de los Arapiles, Aracil está al servicio del ejército de coalición formado por españoles, ingleses y portugueses, al mando de Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, al que conocemos de primera mano en la narración. La parte más interesante del libro es aquella en la que el duque encomienda a Aracil una misión de espionaje en Salamanca, en poder de los franceses, para conocer los detalles de su sistema defensivo. A partir de aquí, la obra se convierte en una entretenidísima novela de aventuras, registro que sorprenderá a aquellos lectores acostumbrados al Galdós más canónico. El ingenio de Aracil, sazonado con el humor de su carácter socarrón e irónico, permitirá solventar situaciones verdaderamente comprometidas durante su cometido. Conoceremos también a Miss Fly, la dama que acompaña al ejército inglés durante la campaña española y en cuyo perfil se reconoce a la típica figura del viajero extranjero que, movido por un espíritu romántico, desea conocer las esencias españolas de su historia épica y legendaria, aunque luego descubriremos la verdadera motivación de su viaje. Precisamente, el libro se debate en ocasiones entre un tono realista y otro romántico que pugnan sin una solución clara. Los pasajes de menor enjundia son aquellos en los que se detalla la batalla propiamente dicha, quizás interesantes sólo para los amantes de la estrategia militar. También le sobra al libro el exceso de almíbar de sus últimas páginas. Pero hasta estos defectos son un deleite cuando quien escribe es Galdós. Su uso del castellano es, probablemente junto a Cervantes, el más elegante de cuantos se han hecho de nuestro idioma. 


2 comentarios:

  1. Javier Angosto23/7/12

    La batalla de los Arapiles... Este mediodía -y vaya por delante que Esperanza Aguirre no es "santa" de mi devoción- en una tertulia política de la 6ª, acuasaban a la presidenta de la Comunidad de Madrid de haberle dado una subvención "a un amigo" para una película de "no sé qué episodio histórico" (tal cual). Conque imagínate, Píramo, qué diría ese indocumentado (creo recordar que se llamaba Manuel o Miguel Rico) de una novela centrada en la batalla de los Arapiles... Ah, el amigo, obviamente, es nada más y nada menos que Garci, el primer director español que obtuvo un Oscar... ¡País de envidiosos!

    ResponderEliminar
  2. Conozco al tal Rico, presuntuoso y de discurso vacío. El típico sabihondo ignorante.

    ResponderEliminar

Déjanos tu opinión