Nuria Espert es
una mujer de teatro. Buena prueba de ello es que continúa de gira con su nueva
aventura dramática: La loba, de
Lillian Hellman. Esta pieza se presenta como una radiografía de los
comerciantes americanos- los Hubbard- que, después de la Guerra de Secesión,
exprimieron a sus trabajadores negros y se aprovecharon de la decadencia de la
clase noble, que vio cómo estos nuevos ricos se
apoderaban de sus posesiones e, incluso, de sus ilusiones. La obsesión
de los hermanos Hubbard por aumentar su riqueza les llevará a romper los lazos
familiares que les unen. Sienten por el dinero una adoración tal que les
conducirá a traicionarse los unos a los otros. Los Hubbard se presentan, por
tanto, como modelo de la degeneración moral de esta clase social, como el
germen incipiente del nacimiento del capitalismo y su feroz negación de los derechos de la clase obrera.
En esta
carrera hacia la riqueza, destaca la hermana mayor, Regina Hiddens, una mujer
sin escrúpulos que antepondrá su codicia y su deseo de seguir medrando en la
escala social incluso al amor de su hija y a la vida de su esposo. Nada ni
nadie podrán impedir que logre sus anhelos aunque para ello se condene a la más
absoluta soledad. Podría verse en este personaje un gran drama, el de una mujer
condenada a vivir en una pequeña ciudad con un marido al que no ama y rodeada
de hermanos de los que no se puede fiar pues compiten con ella en codicia y
ambición. Personalmente, considero que este personaje es bastante plano a lo
largo de la obra. Desde el principio hasta el desenlace no experimenta cambio
alguno, sigue siendo igual de malvada y, excepto un minúsculo atisbo de
arrepentimiento cuando fallece su esposo, no hay en ella ningún dilema moral a
la hora de llevar a cabo sus proyectos.
En mi
opinión, el gran drama viene de la mano de los personajes secundarios como la
criada, paradigma de la situación denigrante que viven las personas de color, y
la cuñada de Regina, una mujer perteneciente a la nobleza arruinada que se casó
con uno de los hermanos Hubbard pensando que era el amor lo que les unía, cuando
el verdadero motivo eran las posesiones que tenía su familia y de las que se
apoderaron los Hubbard. Es una mujer anulada por completo que se siente
asfixiada en una jaula de oro, sin derecho para opinar pero con obligación de
obedecer.
El elenco de
actores está encabezado por Nuria Espert, quien, si se me permite la expresión,
hace una interpretación algo achacosa. Recuerdo que en su anterior espectáculo,
La violación de Lucrecia, su
desenvoltura en las tablas fue sublime. Su actuación quedó grabada en mi alma como
una de las mejores que he tenido oportunidad de presenciar. Por ello, a medida
que iba avanzando la acción fui sintiendo una pequeña desazón, ¿qué le pasa a
Nuria Espert?, ¿dónde está su fuerza interpretativa? En ocasiones le faltaba
brío al hablar y se le notaba algo cansada al subir las escaleras. La elección
de esta gran actriz como protagonista, obliga a elevar la edad del resto del
reparto. Quizás este hecho reste algo de credibilidad a la acción, pues no es
demasiado verosímil que una señora de una considerable edad tenga anhelos de
marcharse a vivir a Chicago, cual jovencita obnubilada por el brillo de la gran
ciudad. Tampoco en La violación de
Lucrecia la edad del personaje estaba en consonancia con la de la
intérprete, pero esto no suponía ningún impedimento para la verosimilitud
porque por encima de todo relucía la brillante actuación de la actriz. Era la
sublimación de la palabra en estado puro, el teatro en mayúsculas con el
maravilloso texto de William Shakespeare.
No es mi
intención minusvalorar el trabajo de estos actores. Sus actuaciones son
correctas, por supuesto, pero me quedó ese sabor agridulce al ver a Nuria
Espert, una loba con poca garra en esta ocasión. Esperemos que su aullido
resurja con mucha fuerza en su próximo espectáculo y que renazca, cual Ave
Fénix, esa magia interpretativa de la que hizo gala en La violación de Lucrecia, un maravilloso y ya inolvidable regalo para los amantes
del teatro.
Me gusta la expresión "actuación achacosa" que utiliza Tisbe para referirse a Nuria Espert en esta obra. Y tiene toda la razón. Hay algo en las ínfulas de la Espert que empieza a disgustarme. Respeto muchísimo a la actriz pero no entiendo cosas como que el precio de las obras que llegan a Alicante y en las que trabaja ella siempre sea superior al de cualquier otra obra. Imagino que esto pasa igual en el resto de teatros españoles. Igual que me molesta que en el cartel promocional de la obra rece: "Nuria Espert y..." y a continuación aparezca el listado del resto de actores. Es como decir: "Nuria Espert y los otros". Como si el resto del elenco no importase. Como dama del teatro que es, debiera negarse a tales privilegios por encima de sus compañeros de tablas. Diga lo que diga el imperativo del "marketing", hay un imperativo moral relacionado con el compañerismo y el trabajo en equipo sobre un escenario.
ResponderEliminarDicho esto, LA LOBA es una obra correcta sin más. Como preludio del capitalismo y del poder del dinero como tema central no está mal pero no es una obra memorable. Y, como apunta Tisbe, Nuria Espert, que es la gran atracción, decepciona bastante. Nada que ver con LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA, maravilla destinada a fijarse en los anales de la gloria teatral.
Muy de acuerdo en la importancia de los personajes secundarios y en la inverosimilitud que supone un reparto de tanta edad (otra concesión a la Espert que avisa de los peligros de subordinar un texto y una "performance" teatral al actor o actriz estrellas de turno). Estupenda reseña, Tisbe.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, Píramo. Nadie duda de que la magnífica trayectoria profesional de Nuria Espert avala el lugar que ocupa en la escena española, pero sí es cierto que parece rodearle un cierto halo de diva que no me parece del todo acertado.
ResponderEliminarPor otra parte, LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA ha quedado fijada en mi memoria como una de las mejores representaciones a las que he tenido la oportunidad de asistir, pero LA LOBA, como tú dices, no deja de ser correcta sin más.
Muchas gracias por tu comentario y por tus ánimos.
Ains pues que pena... Vi un reportaje sobre la obra y me pareció una de esas obras que no te puedes perder. Me has dejado con el corazón partío... :-(. Buena entrada, Tisbe.
ResponderEliminar