Comprendí realmente que había cambiado Tarragona por
Alicante cuando pasé lista a mis alumnos el primer día de clase. Arniches:
presente; Bonmatí: presente; Gilabert, Miró… presentes. Y aunque los nombres de
pila eran otros, yo no podía menos que sonreír al evocar al dramaturgo
alicantino Carlos Arniches; a Margarita Bonmatí, natural de Santa Pola y esposa
de Pedro Salinas, que durante un tiempo vivió en El Altet; a Concepción
Gilabert, madre del oriolano Miguel Hernández; a Gabriel Miró. Ahí estaban mis
poetas, mis escritores, saludándome a través de estos chiquillos que quizás no
conozcan siquiera el abolengo literario de sus apellidos, resucitándose
mediante el sortilegio onomástico para darme la bienvenida, para decirme: “aquí
nos tienes, reconfortaremos tu alma de transterrado. Que la sobriedad de estos
riscos pelados serene tu espíritu y que la huerta de la vega oree tu
nostalgia”. De camino a casa, un coche se detiene a mi lado en el semáforo.
Sobre el techo del automóvil, un rótulo: Autoescuela Azorín. Pierdo mi mirada
agradecida allá por donde intuyo que queda Monóvar.
Y, no obstante, en mi otra lista me faltan mis padres,
mi hermano, mis amigos, y aquella patria chica que se limitaba a las lindes de
mi barrio de periferia, Bonavista, allá en Tarragona. Mis pinos imperiales son
ahora palmeras africanas, mi Rambla Nova es ahora la Explanada de España y he
sustituido el Balcón del Mediterráneo por el
Castillo de Santa Bárbara. Desde su atalaya, los ojos se pierden en la
inmensidad del mar, que me trae olas del presente y del ayer. Porque
“El mar también elige
puertos donde reír
como los marineros.
El mar de los que son.
El mar también elige
puertos donde morir.
Como los marineros.
El mar de los que fueron”
(Miguel Hernández).
Publicado en Tribuna de Poniente
¿Qué te voy a decir, Píramo, que no sepas tú...? Deseo -tú bien lo sabes- que los dioses te sean propicios, y que Azorín, Gabriel Miró y Miguel Hernández te acompañen siempre en esa hermosa tierra donde ahora vives, una tierra abierta y tolerante en donde sé que serás todo lo feliz que mereces ser.
ResponderEliminarAlicante está más bonita desde que vives tú en ella. Gracias por todo.
ResponderEliminarGracias, Javier. Tus buenos deseos me reconfortan y amparan. Gracias por tu amistad.
ResponderEliminarTisbe, mi tierra estará donde estés tú. Y todas serán hermosas.