Ya lo dice el refrán: “en casa del herrero, cuchillo
de palo”. Una vez más, han tenido que ser los hispanistas extranjeros los que
hayan convulsionado a toda la comunidad literaria española con uno de los
hallazgos más sorprendentes e inesperados que haya dado la filología en toda su
historia. Jorge Manrique no escribió las famosas Coplas a la muerte de su
padre. La noticia, sin embargo, no es tan asombrosa como la del verdadero
autor de la obra, que no es otro que el propio destinarario de las Coplas,
es decir, el padre de Jorge Manrique, Rodrigo Manrique, que las escribió para
sí mismo, en una suerte de autoepitafio literario velado. Las Coplas
debieran llamarse, pues, Coplas a mi muerte y constituirían una de las
manifestaciones más vanidosas de toda la literatura universal que, sin
menoscabo de la calidad literaria, sí empequeñecen ahora la figura moral de
quien había sido ensalzado en ellas.
El descubrimiento lo ha llevado a cabo el romanista
Richard Kinkade, profesor medievalista del Departamento de español y portugués
de la Universidad de Arizona y especialista en la figura de don Juan Manuel.
Desde hace varios años, Kinkade se ha propuesto localizar el lugar exacto de la
sepultura del padre de éste, el infante Manuel de Castilla que, según las crónicas,
descansa en el monasterio de Uclés (Cuenca). Recordemos que los Manrique fueron
también enterrados allí y que igualmente se desconoce la ubicación de sus
restos. Fue precisamente durante estas pesquisas cuando, Kinkade halló
casualmente unos documentos manuscritos en el archivo del monasterio que han
resultado ser una obra de teatro inédita, sin título e incompleta, de Gómez
Manrique, el tío de Jorge Manrique y hermano de Rodrigo. Se trata de uno de los
tantos momos cortesanos que el dramaturgo escribiera para solaz de la nobleza.
En el reverso del manuscrito, se hallan las Coplas tal y como las
conocemos, con alguna leve variante, y al final un texto en prosa firmado por
don Rodrigo que dice así:
“Hermano mio, aquestos dezires que aviendo çercana mi
muerte quisso mi alma trasladar al humanal idioma, mando que sean guardados
asta mi postrer dia e que mi fijo los tome después baxo su nombre e los
entregue al siglo e los conoscan las gentes venideras. E assí otorgo a mi fijo
la gloria literaria y dexo para mí la fama de mis fechos. Anno Domini
MCDLXXVI”.
Ni nos extraña esta vocación literaria de don Rodrigo Manrique, de
quien conocemos algunas obras menores y cuya relación con la literatura
entroncaba con la tradición familiar (el mismo Marqués de Santillana era primo
de su mujer); ni nos extraña tampoco el engreimiento que le llevó a escribir
secretamente sus propia loanza poética, si hacemos caso a las crónicas que,
como la de Pérez del Pulgar, justificaba
la actividad política de don Rodrigo “no a fin de servir al rey nin de procurar
daño del reyno, mas por valer e aver poder”, como se demostró luego al alcanzar
don Rodrigo el cargo de maestre de la Orden de Santiago, una de las grandes
obsesiones de su vida.
Así las cosas, Jorge Manrique, despojado ahora de sus Coplas
y afrentado por falsario ante el tribunal de la Historia, queda relegado a la
categoría de un poeta menor, autor, como tantos otros, de una poesía de
cancionero, basada en los agotados temas del amor cortés. Y a los editores y
estudiosos, don Rodrigo les pone ahora en el brete de tener que modificar de
golpe y porrazo más de 500 años de historia. Remedando los últimos versos de
las Coplas, de don Rodrigo diríamos que, “aunque la vida murió /
nos dexó harto [desvelo] / su memoria”.
Píramo, tu artículo de esta semana me lleva a una cuestión que de vez en cuando me ronda la cabeza. Y es la siguiente: en Literatura, una obra no pierde prestigio ni consideración por el hecho de que, de repente, se descubra que su autoría no corresponde a quien siempre se había supuesto. Si mañana mismo, por ejemplo, se demostrara que, en realidad, el "Quijote" no es de Cervantes, no creo que dejáramos por tal motivo de admirar la obra. Lo mismo que sucederá con las "Coplas" de Manrique sea él el autor, su padre o el espíritu santo. Sin embargo, en Pintura, no sé por qué, el caché de las obras sube o baja al compás esclavo de la autoría. En cuanto dicen los especialistas que tal cuadro no era de Goya sino de un discípulo suyo, automáticamente baja su precio de mercado (y viceversa). ¿Qué piensas al respecto?
ResponderEliminarPara ti esta pregunta, y para los lectores del blog, los deseos de un feliz 2015 (también para sus autores, por supuesto).
No es el único descubrimiento espectacular de impostura literaria en el día de hoy: según fuentes fidedignas (CNI), el autor de este blog no es Fernando Parra, ni siquiera su álter ego Píramo, ni incluso Beatriz Pastor o su pseudónimo Tisbe; la noticia bloguera del día es que "El pequeño Nicolás" estaba oculto en la sombra (por una vez en su vida y no me refiero a la sombra carcelaria) de esta bitácora. Así que dejémonos de paparruchas (Scrooge dixit) y reconozcamos sus veleidades literarias ya.
ResponderEliminar¡Cómo nos la habéis jugado! Muy bueno.
ResponderEliminarFelices fiestas y 2015.
Eres la hostia. Espero la novela.
ResponderEliminarRecuerde el alma dormida,
ResponderEliminaravive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
en la Estrella de la Muerte...
Coplas a la muerte de Darth Vader
¡Gran inocentada, compañero!
ResponderEliminar¿Pero esto es una inocentada???¿ o no??
ResponderEliminarBuena inocentada has gastado, jajaja
ResponderEliminarJa
ResponderEliminarHe leído tu artículo de hoy en El Diari. No sabía nada de la investigación que se estaba llevando a cabo y me he quedado de una pieza al enterarme de que el poema no lo escribió el hijo, sino el padre. Me lo aprendí de memoria cuando apenas sabía leer y se me antojaba el mejor homenaje que un buen hijo podría dedicarle a su padre. Perdóname, estoy hecho un lío
ResponderEliminarNo nos estarás dando una inocentada? Me tuve que aprender las coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre de memoria, sí o sí, el autor sería lo de menos porque son de lo mejor.
ResponderEliminar¿Inocentada?
ResponderEliminarEsto no corrobora su autenticidad... la prensa es la que más inocentadas fabrica en este día.
ResponderEliminarEsto es una broma, ¿no?
ResponderEliminarYo apuesto a que sí... Aunque, la verdad, tras leer los exámenes de mis alumnos que afirman que las escribió Antonio Manrique... poco va a cambiar mi vida.
ResponderEliminarHe buscado Richard Kinkade y existe
ResponderEliminarLas inocentadas deben tener una base verosímil... si no son creíbles, no sirven para nada
ResponderEliminarPor favor... ¿En serio dejó eso tan claro? Jamás en la historia de la literatura ha escrito nadie: "dejo esto para que mi hijo se eche la fama y yo me quede contento con mi ego" al final de una obra. Demasiado obvio. La investigación es más divertida que eso. No me creo yo algo tan evidente...
ResponderEliminarBilbeny diría que las escribió un notario de Solsona y después las tradujeron al castellano
ResponderEliminarQué bueno, Píramo. Enhorabuena a ti por la inventiva y al director del diario por compincharse.
ResponderEliminarInocentada??
ResponderEliminarLaura, esto de Jorge Manrique va a cambiar todos los libros de Literatura Española. Yo no sé si te dedicas a la enseñanza pero el asunto es serio. A ver si mañana el ministro Wert hace declaraciones al respecto.
ResponderEliminarBueno y si es verdad ¿qué? ¿Vais a llorar la pérdida? Yo me alegraría de que se dijera que no son suyas pero igual Wert decide que eso es demasiado difícil en los planes de estudio
ResponderEliminarMi compañera,en una exposición de Poetas Medievales que hicimos en mi ies, elaboró una panel muy historiado en el que se decía "Jorge Manrique. Poeta nacido en Jaén...". Todo es posible en Google,amiguitos. Y que nosotros aceptemos pulpo como animal de compañía, también
ResponderEliminarQué poca fe tenéis en Kinkade.
ResponderEliminarNo se engañe nadie, no.
ResponderEliminarA mi me da igual (casi) quién escribió qué. Las cosas están bien o no con independencia de quienes las hacen. es un principio básico en mi vida. Después, conocer al autor ( sus condicionantes, sus motivaciones...) es interesante. Pero no estimo a Quevedo, Garcilaso, Rosalía... por su vida, sino por sus obras. En resumen, digo.
ResponderEliminarComo muchos adivinasteis, mi artículo publicado ayer en el Diari de Tarragona era una inocentada. Richard Kinkade, el supuesto hispanista que descubrió que Jorge Manrique no era el autor de las Coplas, efectivamente existe. Trabaja en la Universidad de Arizona y actualmente está realizando una monografía acerca del padre de don Juan Manuel, el infante Manuel. Este fue enterrado en el monasterio de Uclés, lo que me sirvió para conectarlo con los Manrique, que también fueron enterrados allí. El hallazago casual del manuscrito con la obra de teatro de Gómez Manrique es inventado y es un clásico en esto de las inocentadas. Pero es verosímil la vocación literaria de Rodrigo Manrique; basta con mirar la cantidad de escritores que dio su familia. También es verosímil el carácter engreído del padre de Jorge Manrique, pues dedicó toda su vida a medrar en su propio interés. El texto testamentario también es inventado. He tratado de reproducir el castellano del siglo XV, aunque estoy seguro de que hay anacronismos léxicos, ortográficos, gramaticales y fonéticos. En fin, espero que os lo hayáis pasado tan bien leyendo el artículo como yo escribiéndolo. Y disculpas si creé alarma en la comunidad literaria...
ResponderEliminarA fin de cuentas, tampoco es tan importante quién escribiera las Coplas. Lo importante es disfrutarlas.
Me lo he creído
ResponderEliminarSerá cierto esto? De ser así, Manrique ( poeta de cancionero?). Tenéis más información sobre el tema?
ResponderEliminarYa decìa yo , lo que pasa que lo has planteado tan sumamente bien , que estaba colando.
ResponderEliminar¡Bravo por los españoles! Ustedes (discúlpenme, a mí el vosotros no me resulta natural) han estado tirando con munición gruesa durante todo el día de Inocentes y este ha sido un corolario espectacular. Chapeau!
ResponderEliminarPíramo, me he divertido mucho con tu artículo, muchas gracias y felicidades.
He picado, ni por un momento he creído la historia, pero no pensé que fuera una inocentada... es que se dice cada "memez"... que si don Quijote estuvo en tal pueblo o en tal otro; que si el Lazarillo lo escribió Alfonso de Valdés, que si tal y que si cual.
ResponderEliminarA mí apúntame entre los inocentes, Píramo. Y a ver si para el próximo año estoy más al loro cuando te lea tu artículo del 28 de diciembre...
ResponderEliminarDistinguido profesor
ResponderEliminarCelebro que me haya tomado usted como motivo para su inocentada reciente. Hoy en día hay mucha gente que no ha oído hablar de mí y de las coplas a la muerte de mi querido padre, así que su broma periodística ha puesto de actualidad tanto mi figura como mis versos. Al mismo tiempo le pido transmita al director su sensibilidad por no caer en bromas fáciles sobre Pujol o la Pantoja.
Atentamente
Jorge
Me ha encantado la broma
ResponderEliminarMuy muy elaborada. Un gran trabajo. Me descubro ante vos. Y también espero ansiosa poder disfrutar de la del próximo año.
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