Este pasado fin de semana llegó al Teatro Principal de Alicante La Ratonera, de Agatha Christie. En principio, se presentaba como uno de los platos fuertes de la programación, ya que poder ver la representación de una obra que lleva 58 años ininterrumpidos en cartel en Londres es casi un privilegio.
Este thriller cuenta la historia de Mollie Ralston y Giles Ralston, un joven matrimonio que regenta una casa de huéspedes. Hasta allí llegan unos inquilinos un tanto especiales: Christopher Wren, la señora Boyle, el comandante Metcalf, la señorita Casewell y el señor Paravicini. Los habitantes del hotel Monkswell quedan atrapados e incomunicados en la casa a causa de un fuerte temporal de nieve. La aparente calma que reina en su estancia desaparece con la llegada de Trotter, un policía que les informa de que el asesino de una mujer en Culver Street ha dejado escrita la dirección de dicho hotel y la canción infantil "Tres ratones ciegos". Trotter, por tanto, intenta proteger a los inquilinos pues tiene la certeza de que entre ellos se encuentran las dos próximas víctimas y el asesino. No obstante, no podrá evitar que otro personaje sea asesinado, hecho que desencadena la desconfianza entre todos los habitantes. Parece ser que nadie es quien dice ser y que todo el mundo esconde un pasado misterioso.
Hasta aquí no cabe duda de que la intriga envuelve al espectador, que comienza a hacer sus cábalas sobre quién puede ser el culpable de las muertes. A todo ello contribuyen la ambientación, la escenografía, el decorado oscuro, los personajes con un pasado y un presente enigmáticos, los diálogos con doble interpretación, los juegos de luces y la voz en off que entona la misteriosa canción infantil. Ahora bien, en el desenlace se descubren los puntos débiles de la trama. Se rompe el principio de verosimilitud que estaba teniendo la acción cuando descubrimos que la identidad del asesino era conocida por uno de los huéspedes y, pese a tener esta información, no hace nada por evitar el primer asesinato del hotel y casi permite el segundo, que fue frustrado por la aparición de otros personajes antes que él. Estos detalle son sólo unos ejemplos, pero considero que son suficientemente importantes para justificar la decepción con la que abandoné el recinto. La puesta en escena y la interpretación de los actores es correcta, el fallo aquí reside en el texto original, en Agatha Christie que parece que cayó en la trampa de su propia ratonera y no supo idear un final que no rompiera tan abruptamente la credibilidad que había tenido la historia al principio.
Tisbe, siempre cauta, no ha querido desvelar las contradicciones argumentales de la obra para evitar dar más información de la cuenta y no importunar así a aquel que quiera acercarse al teatro a ver la obra. Pero estas contradicciones son flagrantes y merman la verosimilitud de la obra. Aquí ni pacto de ficción ni mandangas. Sorprende que la llamada por todo el mundo "dama de la intriga" no haya caído en la cuenta de sus errores. Y sorprende todavía más que los británicos sigan representando tenazmente esta obra durante 58 años. ¿A estas alturas no se ha corrido ya la voz de quién es el asesino?
ResponderEliminarParece bastante interesante no he podido leer todo pero lo poco que he leido esta demasiado bien.
ResponderEliminarAtentamente,
Emilio Garcia Carmona
Emilio, si no se lee el texto completo uno no puede juzgar si algo es interesante o no. Y ¿qué significa la expresión "demasiado bien"? Por cierto, tienes 3 errores de ortografía, a ver si los encuentras. En el dictado del examen que se aproxima, ya habrías perdido más de medio punto. Y eso que sólo has escrito 3 líneas.
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