El 75 aniversario de la muerte de Federico García Lorca ha vuelto a sacar del olvido la visita que el poeta granadino realizó a Tarragona en 1935. Hasta la fecha, y según los datos (poco exhaustivos, hay que decirlo) que he podido extraer de las hemerotecas, el Diari de Tarragona ha dedicado sus páginas a esta efemérides en dos ocasiones, coincidiendo una, con el 60 aniversario de la muerte de Lorca, en 1996, y la otra, con el centenario de su nacimiento, en 1998. Los artículos, escritos por Josep Llorens i Grau y Sergio Zapatería, respectivamente, adolecen, sin embargo, de algunas imprecisiones y olvidos.
García Lorca estuvo, al menos, en Tarragona 3 veces. La primera, documentada sólo testimonialmente, se remonta a los años 20 a tenor de las afirmaciones que el poeta aporta en una entrevista realizada en 1935 a Lluís de Salvador, a la sazón director del Diari en aquellos tiempos. En ella, Lorca dice haber dedicado su tesis doctoral al monasterio de Poblet, antes de la restauración sufrida durante los años 30. Este trabajo nunca se ha encontrado pero es verosímil su ejecución si pensamos en los viajes de estudio organizados por el maestro Berrueta, que debieron calar hondamente en la sensibilidad del poeta hacia el patrimonio español y que justifica el tema elegido para su investigación universitaria.
La segunda visita se produce en septiembre de 1935. Es la famosa visita incógnita. Lorca, que iba a ser homenajeado en Barcelona por la Academia de Música Marshall para celebrar el éxito teatral de Yerma, no se presenta al evento, deja a la organización totalmente colgada y se marcha a Tarragona, aprovechando que se celebra en la ciudad su Fiesta Mayor de Santa Tecla. Los historiadores Ian Gibson y Antonina Rodrigo aseguran que en esa “espantada”, le acompañaba Salvador Dalí, pero en la entrevista de marras a Lluís de Salvador, Lorca, que reconoce la escapada, no desvela ese otro detalle. Las fechas varían algo según las fuentes: Gibson habla del 28 de septiembre, Antonina Rodrigo y Josep Llorens del 23, y Sergio Zapatería sitúa la segunda visita el 10 de octubre tras dejar en la estacada no a la Academia Marshall sino a la sociedad “Amics de les arts” de Terrassa, plantón que Gibson corrobora un día después pero sin mencionar a Tarragona.
Zapatería habla de otra visita el 24 de octubre, acompañando a la actriz Margarita Xirgu en el estreno en Tarragona de Yerma, pero el Diari de aquellas fechas que, efectivamente, anuncia y reseña a bombo y platillo la obra, no menciona la presencia de Lorca, aunque parece que éste acompañaba a la actriz a todos los estrenos.
Sí es segura la tercera (o cuarta, si hacemos caso a Zapatería) visita de Lorca a la ciudad, el 14 de noviembre de 1935, coincidiendo con la representación en el Teatro Moderno de Tarragona de La dama boba, de Lope de Vega, con arreglos del propio Lorca. Es precisamente, tras la finalización de la obra cuando se produce la entrevista con Lluís Salvador. Ésta es una joya documental que pone de manifiesto el amor de Lorca hacia Tarragona. Así, le vemos departiendo divertido con la colla de grallers en el Café de la Unió, en la Rambla Vella; maravillado de los monumentos de la ciudad y de su luz; visitando el Mèdol, por recomendación de Manuel de Falla, y captando la esencia de las gentes, en esa peculiaridad tan lorquiana, de conocer la esencia de un pueblo a través de los ancestros que configuraron su alma. Llorens dice, incluso, que participó haciendo piña en los castells.
Lamento haber escrito un artículo tan cargado de datos y fechas cuando el tono idóneo hubiera sido el apologético. Otros vendrán en este año lorquiano que lo reparen. Entre tanto, pueden ustedes leer Lorca, la incògnita visita, del artista Josep Maria Rosselló, que amplía lo dicho hasta aquí. El día de la presentación, cuando me dedicó el libro, escribió: “Para Fernando, también lorc…” Él quería poner “lorquiano como yo” pero esa “C” le obligaba a un remiendo poco artístico (menudo sacrilegio para un pintor) y puso finalmente “lorcado, como yo”. “Me gusta”, añadió después. Y era Lorca, que le había inspirado.
[Arriba, un cuadro del pintor tarraconense Josep Maria Rosselló de inspiración lorquiana. Sugiere la mirada de Lorca (procedimiento éste de aislar los ojos del poeta muy frecuente en la obra de Rosselló) imbricada en las teselas de un mosaico romano. Quedan así unidos el alma de Lorca, simbolizada en sus ojos y el alma de Tarragona, tan sujeta a la Tarraco imperial
Dedicatoria personal de Josep Maria Rosselló que, pasado el tiempo, habría de dar lugar al logo "Lorcados", con el que Tarragona intitula los actos que celebran el 80 aniversario de la visita de Lorca a la ciudad (2015) |
Buena pintura que enlaza la raíz romana de Tarraco y la mirada sensible de Lorca.
ResponderEliminarUn abrazo
Has hecho una bonita labor de investigación rescatando del olvido antiguos artículos dedicados a Lorca en Tarragona. Y muchos más que vendrán gracias a los tuyos.
ResponderEliminarMe parece muy acertada la interpretación que haces de la pintura, pues aúna el espíritu lorquiano con el romano.
No lamentes nada, Píramo, que has escrito un artículo espléndido. Por otro lado, muy pero que muy interesante la página lorquiana del "Diari de Tarragona" que has adjuntado. Enhorabuena.
ResponderEliminarEsmeralda, al menos esa es mi interpretación... Habría que oir hablar al pintor.
ResponderEliminarTisbe, gracias. Bueno, hay que decir que en el peregrinaje por las hemerotecas, Tisbe fue una gran aliada. ¡Equipo!
Javier, muchas gracias. Si tú, con tu buen criterio, dices que el artículo no está mal, hallo consuelo. A mí me pasa que con los grandes de nuestra literatura, y más con Lorca y sus circunstancias vitales, me sale siempre un tono un poco más emotivo. Por eso, el frío dato de este artículo me incomodaba un tanto. No me gustan en las biografías las meras listas de años
Gracias a todos los que, desde Facebook, han dedicado sus generosas palabras al artículo.