lunes, 12 de julio de 2021

538. Dejen en paz las cosas que amamos




Uno ya no sabe dónde se halla el umbral de su propio sonrojo en materia de dislates políticos. Cuando creemos que ya no podemos pasar más vergüenza ajena con el último disparate de turno, aparece enseguida otra necedad que hace de la anterior una pura anécdota. La suerte de quienes incurren en estas astracanadas es que el vértigo de la actualidad pronto convierte sus sandeces en prematuros fósiles solamente exhumados por la arqueología de las hemerotecas.

Al último gazapo de la vicepresidenta Carmen Calvo vamos a otorgarle, sin embargo, algunos días más de gracia, aunque no tenga ninguna. Escribe la ministra un tuit donde pondera las bondades de Una noche sin luna, la maravillosa e inolvidable obra de teatro que sobre García Lorca ha escrito e interpretado Juan Diego Botto. Añade la ínclita una felicitación a Botto «y demás actores y actrices», sin reparar (cómo va a hacerlo si ni siquiera ha visto la obra) que en el montaje solamente actúa el actor hispano-argentino. Enseguida Sergio Peris-Mencheta, director del espectáculo, responde a la ministra haciéndole ver que se trata de un monólogo.

Hay quien quiere disculpar a Carmen Calvo delegando el error en algún becario que gestiona la cuenta de Twitter de la vicepresidenta. Efectivamente, el perfil de la cuenta reza: «Cuenta gestionada por Comunicación». Pero sea como fuere, nada de esto la deja en buen lugar. Si el tuit lo ha escrito Carmen Calvo, demuestra su desfachatez utilizando hipócritamente a Lorca, no por su admiración hacia el poeta universal, sino para el mercadeo ideológico ; y si lo ha escrito otra persona, ¿no resulta cuanto menos poco estético que ese prurito de cercanía con la ciudadanía que se infiere del uso de Twitter acabe convertido en un mero avatar?

Y para no dejar el teatro, la otra indecencia de la semana la deja Toni Cantó, a quien Ayuso ha colocado en una «Oficina del Español», creada ex profeso para su propia medra.

Pero a lo que voy, que se me acaba el espacio. Dejen en paz a Federico, dejen en paz a Machado, dejen en paz a Miguel Hernández, dejen en paz la lengua. Cada vez que un político instrumentaliza a un escritor con fines ideológicos y lo mangonea y lo manipula y lo usa, los que amamos la literatura y el idioma que lo constituye nos sentimos heridos en nuestra dignidad porque aquellos que ustedes prostituyen para sus fines espurios son nuestro patrimonio más cierto y nuestra familia. A los escritores déjenlos con los profesores de Literatura y con los lectores, que son los que los conocen de verdad más allá de la cita estratégica y descontextualizada esputada desde la tribuna y que ustedes usan solamente como eslóganes partidistas. Dejen en paz aquello que amamos si es que saben ustedes lo que es amar de verdad, más allá del amor que sienten por la poltrona. 


2 comentarios:

Javier Angosto dijo...

Y ha sigo consejera y ministra de Cultura...

Javier Angosto dijo...

sido*