domingo, 23 de febrero de 2025

680. Cuatro por cuatro, veinte.

 


La compañía Ron Lalá lleva más de dos décadas deleitándonos sobre los escenarios y para celebrar tan longeva trayectoria nos ofrece un espectáculo que aúna las mejores escenas de sus cuatro primeras obras. 4x4 no es solo un homenaje a sus inicios sino también la constatación de que su forma de hacer humor sigue estando vigente, de que soporta el paso del tiempo sin que se haya convertido en un humor trasnochado o alejado del público. Las carcajadas de su fiel cofradía dan buena cuenta de ello. Pero, además, el buen hacer de Álvaro Tato, dramaturgo de la compañía, y del director Yayo Cáceres, consigue que entre los cuatro números se perciba una sintonía, un ensamblaje perfecto que nos lleva de uno a otro casi sin darnos cuenta, permitiéndonos así tener una sensación de unidad.

Estos juglares del siglo XXI corroboran con 4x4 que su ADN teatral incluye la música, el verso y el humor como componentes fundamentales de su forma de entender el hecho teatral. Y es que su teatro se puede definir como una fiesta total que les ha llevado a recibir galardones tan importantes como dos Premios Max y un Premio Talía, entre otros.

4x4 permite, además, un acercamiento a los orígenes de Ron Lalá a aquellos espectadores que conocieron a la compañía a partir del éxito arrollador que alcanzaron con piezas tan icónicas como En un lugar del Quijote o la deslumbrante Cervantina y que, por tanto, no tuvieron la oportunidad de ver las primeras obras en escena cuando se estrenaron, entre 2005 y 2012: Mi misterio del interior, Mundo y final, Time al tiempo y Siglo de Oro, siglo de ahora. Los cuadros seleccionados tratan temas que siguen interpelando al espectador, como la búsqueda del sentido de la vida, la indagación sobre el yo y la identidad, el paso del tiempo y su personificación como un trilero que nos engaña siempre, el fin del mundo, el uso de internet y de las nuevas tecnologías, el concepto de antiayuda frente a la consumidísima autoayuda… Temas profundos tamizados en el cedazo de un humor crítico,  de un ritmo trepidante y de la música, lo que nos regala escenas inolvidables como, por ejemplo, el hombre que solo habla con palíndromos, el viaje en taxi que simula un viaje por la vida del ser humano o la ingeiosa conversación entre una abeja y una flor, sin olvidar momentos más folklóricos cuando el personaje de Perilla de la Villa entona tangos, alegrías y bulerías, haciendo así un homenaje fresco y desenfadado al “falamenco”. Mención especial merece el número de Siglo de Oro, siglo de ahora en el que el público se será testigo de la permuta entre Cervantes y Shakespeare mientras escribían sus obras o con la recreación de una escena en la que presenciamos la desolación del amante desconsolado, que cuenta con la participación del público y sirve de broche de oro para el espectáculo.

Ron Lalá demuestra, pues, que es posible tratar temas importantes y honrar a nuestra mejor literatura desde el prisma del humor, con un optimismo que nos ayuda a escapar de la grisura y de la mediocridad de la realidad circundante. Los cinco actores, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher, Diego Morales y Luis Retana, desprenden autenticidad en sus buenísimas interpretaciones, se nota que se divierten durante la representación, lo que produce una sintonía con el público, una sinergia muy especial que traspasa la cuarta pared y que provoca que quien los ve, se convierta en ronlalero para siempre. Que ese limón con alas con que timbra la compañía su emblema siga revoloteando por los escenarios veinte años más y continúe regalándonos ese valioso presente que es la risa.

 

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