jueves, 10 de febrero de 2011

83. Prueba de amor

Dedicatoria de la poeta Pilar Blanco a Píramo y Tisbe.

Le conociste en Madrid, en unas oposiciones para ingresar en el cuerpo de profesores de Literatura. Te abordó por la calle y empezó a hablarte entusiasmado de su trabajo de interino en el instituto.Te fijaste en su llavero, del que colgaba una medalla maciza con la imagen de Cervantes en el anverso y de Don Quijote en el reverso. Entonces no recuerdo si se estilaba todavía el término "friqui" pero, de existir ya el vocablo, debió de pasársete por la cabeza. Con los años, le regalaste otro llavero pero, a lo sumo, añadió el tuyo al de Cervantes y todavía hoy lo conserva, aunque le pese mil demonios en el bolsillo. Él diría que es el peso de la cultura. Consiguió enamorarte (él aún se pregunta cómo), correspondiste a su amor y llegaron las previsibles consecuencias de tan temeraria decisión: cambió tu nombre y ya no te llamas Beatriz, sino Tisbe; pudo haberte conservado el nombre pero a él no le convencía el de Dante; cada noche, cuando habláis por teléfono, él te cuenta los libros que ha leído y los que quiere leer (con exhaustiva reseña incluida), sus proyectos e ideas literarias y demás ensoñaciones. Por  su cumpleaños o por Reyes te pide que le regales libros o almohadillas para el ratón del ordenador con la imagen de algún motivo literario impreso en ellas; o alguna pegatina, también literaria, para pegarla en el coche. Si os vais de viaje, organiza los itinerarios literarios que hay que seguir. Distribuye vuestras citas en función de sus compromisos con tal o cual velada literaria, charla poética o presentación de libros. En verano, acude a tu cama tras terminar sus relatos para el periódico y, si te halla dormida, lee algún libro antes de quedar él también endormiscado y acudir a tu abrazo. Y, he aquí, que cuando ya te estás convenciendo de que para él la Literatura es más importante que tú misma, resulta que un día asiste a una lectura de poemas de una escritora que admira mucho y de la que ha comprado la primera edición de una de sus obras. Disfruta de la velada mientras sostiene en las manos con cierto nerviosismo la preciada joya bibliográfica y, al finalizar  la lectura, se acerca a la poeta para que le firme su libro. Ella le pregunta por su nombre para hacerle la dedicatoria de rigor. Y entonces él le dice su nombre... y el tuyo.

La prueba de amor irrefutable que un extremado amante de la Literatura puede hacerte es incluir tu nombre en las dedicatorias de sus poetas. Porque para un amante de la Literatura, sus libros (y más si son dedicados) son para toda la vida.

Mi regalo, en el día de tu cumpleaños. Felicidades, Tisbe. No hay nada más importante que tú, ni siquiera la Literatura. Y si enloquezco como Don Quijote y la Literatura se conviritiera en lo más importante de mi vida, entonces tú serías El Poema.

3 comentarios:

Tisbe dijo...

No puedo decirte más que gracias, gracias y gracias. Te quiero infinitamente.

Mª CARMEN PIDAL dijo...

ohhhh, qué bonito... pero que raro es que hables de ti en tercera persona,jajaja

Laura Guerrero dijo...

Un artículo precioso que me ha emocionado...
¡Felicidades enamorados!