domingo, 27 de febrero de 2011

87. Tan cerca del aire

Tan cerca del aire cuenta la historia de Jonás, el cartero de un pequeño pueblo que tras la muerte de su padre descubre los secretos de su vida familiar gracias  a las charlas que mantiene con doña Paula, una amable señora que cada vez que recibe el correo invita al joven a escuchar un nuevo recitado de la misteriosa historia de amor que vivieron sus progenitores. Aparecen, por tanto, dos narradores en la novela con la peculiaridad de que doña Paula no se limita a relatar al chico los acontecimientos de los que fue testigo sino una parte de su propia existencia, pues ella vivió intensamente la relación entre su padre -del que estaba enamorada- y su madre Gabriela, una extraña mujer muda cuyo origen era desconocido y que pronto despertó la curiosidad de los aldeanos: "Me parecía que había algo en ella que no era enteramente humano, algo que compartía con la lluvia, las olas y el viento, que el calor de su cuerpo joven y de sus labios era el calor de los animales en sus oscuras guaridas".
Parece que Gustavo Martín Garzo bebe de la fuente del llamado Realismo mágico hispanoamericano, pues presenta al lector una entrañable y dolorosa historia de amor entre el padre de Jonás y Gabriela, una garza que consigue ser mujer las noches de luna llena tras desprenderse de su vestido de plumas. Su enamorado no logra concebir la vida sin ella, por ello decide arrebatarle su verdadera identidad y la condena a vivir como humana con él. La mujer-garza intentará adaptarse al mundo de los humanos puesto que ama a su esposo pero será una dolorosa experiencia ya que siempre seguirá latente su corazón de ave. En esa adaptación, tendrá un papel muy importante doña Paula -ejemplo de amor desinteresado y limpio- que aprende a querer a la persona que le ha arrebatado al hombre al que ama. Se convertirá, por tanto, en una espectadora de la felicidad y de las penurias de aquella pareja, sufriendo su amor en silencio. El último eslabón que la puede seguir manteniendo unida al amor de su vida es Jonás, por ello decide que el chico debe conocer la verdad, su origen, puesto que sólo así podrá aprender a entenderse y encauzar su vida: "Se había pasado la vida esperando un amor que nunca había llegado, con el sentimiento de estar excluida del mundo centelleante y alegre de la felicidad. Y aquel chico era su último vínculo con ese mundo".
Se crea, por tanto, una atmósfera mágica en torno al hogar de doña Paula y sus relatos, en los que se entremezclan el mundo humano y animal, en una perfecta y dolorosa armonía que facilitan a Jonás el entendimiento de su propia identidad. Por fin tendrá sentido su extraña necesidad de estar en contacto con la naturaleza, por fin comprenderá su admiración por las garzas y su embelesamiento al contemplar su vuelo majestuoso. Su parte animal acabará imponiéndose sobre su propia voluntad y verá  en el vuelo de las aves  una válvula de escape para huir del mundo de los humanos, "lleno de dolor, de proyectos incumplidos, donde todos mentían". Sin embargo, de nuevo el amor de los hombres se cruzará en su vuelo y, cual una Gabriela renovada, tendrá que elegir entre el mundo de la libertad -de la naturaleza en estado puro- y el mundo hosco y engañoso de los seres humanos. 
En definitiva, Martín Garzo - que con este libro ha recibido el IX Premio de Novela Ciudad de Torrevieja- nos regala un cuento en el que el amor es el hilo invisible que teje las vicisitudes vitales de los personajes. Todos actúan movidos por esa fuerza suprema - el padre de Jonás que arrebata su identidad de ave a Graciela, Paula que prefiere vivir como espectadora la historia de la que le hubiera gustado ser protagonista y el propio Jonás, que acaba encontrando una mujer que entiende y respeta su otra mitad- un poder cósmico que consigue romper las barreras entre dos mundos que parecen estar condenados a la separación y que, sin embargo, "nos lleva a lugares extraños donde todo es posible".

4 comentarios:

E. Martí dijo...

Bienvenido sea el realismo mágico que Garzo nos presenta en esta novela tras la que se esconde -estoy segura - un trabajo pulcramente realizado.
Un abrazo

Píramo dijo...

¡Qué ternura parece transmitir la historia de Martín Garzo! Si, además, está escrita con el cuidado al que nos tiene acostumbrados el autor, sin estridencias ni sorpresas, más allá de las imaginativas, la lectura de esta obra se antoja de aquellas que le mecen a uno el espíritu. Gracias por acercárnosla, Tisbe.

Tisbe dijo...

Esmeralda, coincido contigo en que en esta novela hay un gran trabajo. Merece la pena adentrarnos en ese mundo rural que crea Garzo para nosotros. Muchas gracias. Un abrazo.

Píramo, sí que es una lectura tierna. Los personajes consiguen crear en el lector esa sensación. Un beso.

EMILIO dijo...

Interesante