viernes, 18 de octubre de 2013

225. González-Sinde le gana a Clara Sánchez


 
 
Uno de los rituales periodísticos más tradicionales durante los días previos a la entrega del Premio Planeta es el de las famosas "quinielas". En las apuestas sobre el posible ganador hay algo de cábala literaria pero, sobre todo, mandan las fuentes que cada cual, según su pericia y experiencia profesional se haya ido granjeando. Después, una vez conocido el ganador, el crítico literario inicia la otra quiniela, asistida por la intuición, los peligrosos prejuicios y, claro está, también por su bagaje lector, que no va a ser todo iluminación divina. Me refiero a la previsión sobre la calidad literaria de las dos obras finalistas.
En la presente edición me parece que se va a dar la circunstancia (nada infrecuente, por otro lado) de que el ganador quede superado por el otro finalista. A Clara Sánchez le dediqué ya un artículo con motivo del Premio Nadal, galardón que obtuvo en 2011 por Lo que esconde tu nombre. En aquella ocasión, la novela me pareció muy plana en lo estilístico, mal construida en el ritmo narrativo y desaprovechada en lo concerniente a la tensión argumental, a pesar de su innegable potencialidad, amén de otros naufragios. Por la manera en que Clara Sánchez se ha referido a su obra en las dos primeras ruedas de prensa tras hacerse oficial su triunfo, me parece que vamos a encontrarnos más de lo mismo: mero entretenimiento auspiciado por una intriga torpemente sostenida. Desde luego, la defensa de su novela, El cielo ha vuelto, no ha podido ser más desoladora: sin altura intelectual, buscando la complicidad del auditorio a través de la ñoñería más insulsa y una vocación de barata filosofía existencial. Las alusiones metafísicas a la duda y a la incertidumbre como motivos catalizadores me han parecido intentos baldíos de justificar la supuesta hondura de la novela, que se antoja impostada. Además, resulta de un oportunismo muy socorrido, al vincularlo a la coyuntura social actual donde, efectivamente, ambos conceptos rigen la vida de los españoles. Más interesante es esa idea de dar voz a personajes mediáticos que, contrariamente a lo que se piensa, no siempre la tienen, como la exitosa modelo protagonista de su novela a la que se ha inoculado esa duda vital al conocer que alguien desea su muerte.
La novela de González-Sinde, en cambio, parece albergar una catadura literaria de más altos vuelos. Pese al poco predicamento que en los medios tiene la ex-ministra, a mí su intervención me pareció de mayor calado. No es casualidad que, presentes al alimón Clara Sánchez y González-Sinde, haya sido esta última la que más juego ha dado en la segunda rueda de prensa y no necesariamente por la cuestión política, sino más bien por las interesantísimas reflexiones literarias sobre el proceso creativo vertidas a colación de su novela. En El buen hijo se intuye un esmero en la caracterización de su personaje principal, ese hombre apocado, a la sombra de su madre viuda, que decide dar un vuelco a su existencia anodina. Creo que González-Sinde no va a tener reparo en detenerse cuando sea preciso para hacer creíbles a sus personajes sin el imperativo de la acción precipitada y resuelta con prestidigitación de mago malo a quien se le ven demasiado los trucos. Porque cuando uno escribe "para ordenar el mundo y ordenarse a uno mismo", como ha declarado la escritora madrileña, la escritura se apacigua para dar testimonio certero del pulso de la vida. Habrá que ver, no obstante, cómo resuelve la autora el posible lastre del lenguaje cinematográfico del que procede ella, y cuyos vicios podrían entorpecer el molde de un género que, por naturaleza, exige una distensión mayor que la esquematizada organización del guión de cine. Ociosas o no, de estas elucubraciones sólo tendremos confirmación a partir del próximo 5 de noviembre. Entonces veremos si ambas novelas, que ya están en el catálogo de Juan Manuel Lara, lo están también en su biblioteca.

3 comentarios:

Javier Angosto dijo...

Pues no sería la primea vez que el finalista se "come" al ganador, ¿no? Creo recordar que, en su momento, Ángeles Caso vendió más ejemplares que Cela.
Y resepecto a las apariciones de Sinde en los medios, recuerdo su colaboración -antes de ser nombrada ministra- en la tertulia nocturna de Radio Nacional. La verdad es que tenía intervenciones muy mesuradas (por lo menos así me lo parecían a mí). No sé si la oíste alguna vez. Era una tertulia en la que participaban, entre otros, Luis Alberto de Cuenca y José Antonio Labordeta (bueno, "el abuelo" intervenía cuando la salud se lo perimitía, porque en ese tiempo andaba ya, el pobre, acosado por el cáncer).

Tisbe dijo...

Parece que de la novela ganadora de un premio tan prestigioso como éste se espera algo más que puro entretenimiento. No obstante, en noviembre podremos opinar como mayor conocimiento de causa.
Celebro que hayas podido vivir una experiencia tan bonita y enriquecedora como ésta.

Píramo dijo...

Javier, no conocí la tertulia de RNE y lo lamento mucho porque siempre te he oído hablar bien de ella. No me extraña, con tertulianos como esos. A mí González-Sinde me pareció una persona con gran sensibilidad y altura intelectual. Su imagen ha salido muy perjudicada por su paso por la política (la famosa ley Sinde) pero creo que hay que ser justos y separar ambas parcelas, la de la creadora y la de la ministra.

Tisbe, sí que fue una experiencia muy grata, más que por el famoseo, por el contacto con otros periodistas culturales, de donde extraje un gran enriquecimiento y alguna amistad. No me gusta juzgar un libro sin haberlo leído antes pero es que ya no me fío de Clara Sánchez.