lunes, 5 de octubre de 2009

17. Días de vino y rosas

Tras doce semanas en el teatro Lara de Madrid, ha comenzado la gira por España de Días de vino y rosas, adaptación teatral de la oscarizada película dirigida por Blake Edwards y protagonizada por Jack Lemmon y Lee Remick que, a su vez, se basó en una obra teatral filmada para la televisión americana.

La encargada de resucitar en las tablas españolas la citada producción es Tamzid Townsend, quien ha elegido a Carmelo Gómez y Silvia Abascal para encarnar a Luis y Sandra; aquél, un habilidoso relaciones públicas que en Nueva York se encargará de gestionar la proyección mediática a nivel mundial de un jugador español de la NBA y ésta, una funcionaria hastiada que ha decidido tomarse un año sabático para disfrutar de una nueva vida en la Gran Manzana. Ambos se conocen en el aeropuerto y ya en su primer encuentro surge una complicidad especial que desembocará en una bonita historia de amor.

La pareja consolida su relación y poco a poco va construyendo ese paraíso por el que suele brindar a menudo: "¡Juntos hasta en el paraíso!". No obstante, esta felicidad se verá truncada por una fuerza mucho más potente que el amor que se profesan y que el hijo que tienen en común: la adicción al alcohol de Luis y que Sandra también acabará padeciendo a pesar de su abstemia inicial. Por tanto, la acción del drama gira en torno a la problemática del alcoholismo a modo casi de ensayo pues se analizan y se muestran al público cuáles son los posibles desencadenantes de esta enfermedad y cuáles sus funestas consecuencias. Así, asistimos al progresivo declive de los protagonistas que ven cómo su afición a tomar copas como un mero acto de relación social, como un modo de celebrar sus éxitos, se va convirtiendo en el eje que vertebra sus vidas, en el motivo de su existencia puesto que no conciben el día a día sin una copa en la mano.

Paulatinamente, el paraíso por el que antaño brindaban se transforma en un verdadero infierno que destruirá sus vidas: los compromisos profesionales, sus amistades y, lo que es más importante, su hijo Pablo pasarán a un segundo plano ya que lo fundamental para la pareja será disfrutar de interminables noches de desfase alcohólico.

En cuanto a la interpretación, confieso que el tándem Gómez-Abascal me sorprendió gratamente. Es indudable la valía profesional de ambos, mas juntos forman un dúo que se complementa a la perfección. Son capaces de mostrar al público la evolución psicológica que Luis y Sandra experimentan a lo largo del drama sin sobreactuar cuando aparecen en escena ebrios, sino que dotan de la intensidad necesaria a cada escena sin rozar lo ridículo o la pantomima. Reside en los actores, pues, el éxito de la obra ya que un texto como Días de vino y rosas bien pudiera haber sido un fracaso con intérpretes sobreactuados y sin fuerza escénica. Siempre es un riesgo representar una pieza con un elenco tan reducido pero, en este caso, la "reina Midas del teatro español" - como un conocido periódico de tirada nacional bautizó a Tamzin Townsend- ha acertado en su elección. Dejando en un segundo plano el andamiaje teatral, la directora opta por la sencillez escénica a favor de la carga interpretativa de los actores, quienes son capaces de crear un microclima especial que envuelve al espectador y lo involucra en la historia desde el primer minuto.

Otro acierto destacable de la puesta en escena es la selección musical. La archiconocida canción de Louis Armstrong que habla del "wonderful world" se convierte en la banda sonora de la relación de los personajes, pero a medida que avanza la acción ésta se deforma del mismo modo que Luis y Sandra se van perdiendo en el abismo del alcohol y construyen así un "horrible world" en el que una voz deformada, entrecortada y desafinada de un desconocido Armstrong ambienta sus noches de desenfreno.
En definitiva, varios son los ingredientes que se combinan en esta representación que contribuyen al éxito del cóctel pero sobre todos ellos destacan, por una parte, la buena interpretación de los actores, quienes han sido capaces de plasmar de modo muy verosímil el infierno en que viven las personas alcohólicas; y por otra, la acertada dirección de Tamzin Townsend que consigue no dejar indiferente al espectador pues, me atrevo a asegurar, muchos salieron del Teatro Principal con hambre de rosas mas sin sed de vino.

5 comentarios:

Javier Angosto dijo...

A mí Carmelo Gómez me parece un actor como la copa de un pino. ¡Qué bien estuvo en el papel del cura de "La Regenta"!

Píramo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con Javier. Carmelo Gómez lo borda. Hasta este fin de semana sólo lo conocía como actor cinematográfico y tenía mis dudas sobre su calidad sobre las tablas. Pero estuvo fantástico. Respecto a la obra, destacaría la estudiada gradación argumental, que nunca resulta abrupta; el equilibrio interpretativo de los actores, que superaron excelentemente el riesgo que suponía la sobreactuación en los momentos en que aparecen ebrios; el simbolismo de algunas escenas como aquella donde aparece Luis borracho, topándose en su ebriedad con objetos de alto contenido connotativo que va derribando sin querer (la cuna y el osito de peluche del niño, la radio y las velas, dispuestas por Sandra para crear un ambiente romántico, etc). Cuando los dramaturgos clásicos hablaban de la catarsis, hablaban de obras como esta. Ciertamente,acaba uno aborreciendo el vino cuando sale del teatro. Pero, a fin de cuentas, era un espectáculo y siempre podremos seguir brindando con vino (sin pasarnos) por este blog que crece cada día y por las muchas obras de teatro que aún me quedan que compartir con Tisbe. Tu artículo, como siempre, muy bien escrito. Claro sin faltar a la elegancia y fino en las apreciaciones críticas. Felicidades. ¡Chin, chin!

Capitán dijo...

Ciertamente una reseña que invita a ver la obra, y como crítica teatral, mejor que la gran mayoría de las que nos "regalan" habitualmente los periódicos.

Un saludo

Jesús Aparicio González dijo...

Un blog muy interesante amigo Fernando. Mi enhorabuena y un abrazo

http://jesusapariciogonzalez.blogspot.com/

Antonio del Camino dijo...

Vengo de "La posada del sol de medianoche" y veo que no he hecho el camino en balde. Interesantes textos: interesante blog. Me he detenido en estos "Días de vino y rosas" porque dentro de poco esta misma compañía visitará mi ciudad y ya tenía marcado en mi agenda tal evento. A la vista de sus palabras, me dispongo a disfrutar de un buen espectáculo. De hecho, ambos actores creo que son buena garantía de ello.

Un saludo,