lunes, 10 de febrero de 2025

678. L'amour comme il faut

 


Todavía no sé muy bien por qué he titulado esta reseña en francés para hablar del último libro de Gonzalo Torné. Tal vez se deba a la sofisticación, inteligencia y profundidad de los diálogos, que tanto me han recordado al cine galo; o al savoir faire de su protagonista principal, Diego Duocastella; o a cierto elitismo gourmet de algunos de los pasajes de la novela (aunque a Torné le disguste que los críticos insistamos en que sus obras constituyen una suerte de radiografía de la burguesía catalana).

Brujería (Editorial Anagrama) narra la insólita relación entre Diego Duocastella, regresado de Italia, donde no ha podido o no ha sabido arraigar, y un matrimonio recién llegado al pueblo costero donde coincidirán y acabarán entablando una ambigua amistad. Este matrimonio, formado por Julio, prototipo del perfecto arribista, y Laura, procedente de una familia adinerada, conforma una extraña sociedad. Julio, con sus ínfulas de nuevo rico, pretende acceder a un mundo que él cree exclusivo de las élites, e incluso llega a proponer a su esposa una relación abierta que Laura acepta entre un mar de dudas. Para naturalizar el impacto, Julio anima a Laura a ser orientada por Diego, a quien se le presupone la condición de hombre de mundo, desprejuiciado y de mente tolerante y flexible. Efectivamente, Diego, soltero, despreocupado y cosmopolita, parece aglutinar todos los rasgos de la condescendencia para con las diversas ocurrencias del ser humano. Sin embargo, nadie parece darse cuenta de que en este estar de vuelta de todo, Diego solo está expresando su soledad y la falta de principios sólidos a los que agarrarse. Sus conversaciones con Laura, muchas de ellas rayanas en el coqueteo, parecen confirmar la futilidad de las tribulaciones de ella, y el progreso de las sucesivas entrevistas abrirá en la mente y en el corazón de Diego un portal hacia su propio pasado, en el que emergerán las amistades perdidas y los amores frustrados, y descubrirán al lector la tragedia de su vida. A estos encuentros se unirá, por otro lado, Berta, la hermana de Julio, cuya intención final es blindar la nueva posición económica de ambos, con estrategia artera, manipuladora y conciencia de clase.

Brujería es una novela que reivindica la necesidad de acogerse a la seguridad de algunas convicciones en un mundo donde la libertad exacerbada y un relativismo malsano han minado todo aquello que se creía sólido y que, a la postre, sustentaba los frágiles cimientos del individuo. En los recuerdos de Diego, la infancia, la familia, el amor honesto y único, y las amistades cómplices se erigen como el castillo en ruinas que la frivolidad de personas como Julio o Laura han demolido.

Con un dominio magistral del diálogo y de los giros orales, así como con un estilo poético y frizzante donde cada fraseo esconde un hallazgo literario de muchos quilates, Brujería se lee con el placer que  espolean la inteligencia, la hondura de las reflexiones, el mérito estético y un ritmo exuberante para que el lector quede, él también, embrujado.

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