Escribo este artículo desde la firme voluntad de desterrar de nuestras letras a esa bestia negra que asola al lenguaje periodístico español llamada “tópico”. Ante tan noble empresa, prometo poner toda la carne en el asador, aunque mucho me temo que no sea suficiente y tenga que apelar a la ayuda de las meigas, que haberlas haylas, unas meigas ilustradas, se entiende. Algunos estamos ya cansados de escuchar por activa y por pasiva y hasta la saciedad las mismas tediosas frases que saltan a la palestra informativa ya sin pudor alguno, como si la capacidad lingüística del redactor de turno se hubiera tomado unas largas vacaciones y sestease sobre la arena de alguna playita, al calorcito del solecito, entre olor a pescaíto frito, con su cervecita, bajo la sombrillita de florecitas y todos los –itos que se quieran.
El nocivo ejemplo se ha extendido por toda la geografía española y está haciendo mella entre la mayoría de ciudadanos y ciudadanas (esto sí que es violencia de género) que asumen como algo normal semejantes ripios y los incorporan a su lenguaje cotidiano. De todos y todas es conocido el importante papel que juega el lenguaje periodístico en la conformación de nuestros hábitos idiomáticos y, por ello, la responsabilidad que acarrea su uso, uso que está hoy en las antípodas del buen gusto, buen gusto adulterado en el paladar de la palabra por los desagradables tropezones del tópico, tópico que empaña la enorme riqueza de nuestro vocabulario, vocabulario instalado en el fácil cliché. El tópico ha impactado contra nuestro idioma y el siniestro se ha cobrado varias palabras muertas y otras tantas malheridas. Y aunque críticos y filólogos no cejan en su empeño de lavarle la cara a esta situación, el asunto es el culebrón del verano sólo que durante todo el año.
Junto al lenguaje, se está convirtiendo también en tópica la puesta en escena de los telediarios. Hoy se estila el buen rollito de los presentadores. El telespectador aguarda pacientísimo a que éstos acaben de contarse su vida el uno al otro o a que terminen con la retahíla de chascarrillos que sólo a ellos hacen gracia, para enterarse de una vez de las noticias y, cuando al fin parece que han decidido centrarse en su labor informativa, tenemos que soportar heridos en el amor propio que nos tuteen, como si estuviéramos con ellos en el ambiente tabernario en el que han convertido los estudios televisivos. Oiga, que yo a usted no le conozco de nada, así que no me tutee, por favor. Que no, que no soy su amigo, sólo quiero que me explique de una vez las noticias. Y entonces sí, nos hablan de nuestra Roja, que debe de ser la Pasionaria, por lo menos, del clásico, que debe de referirse a Garcilaso, digo yo, de nuestro Rafa Nadal, de nuestro Fernando Alonso, con el determinante bien clarito delante, como si los hubiéramos parido a todos, y cuando algún atleta gana una medalla, se nos dice que la “hemos ganado”, menudo mérito, desde el sofá de nuestra casa. Oiga, que yo no he ganado nada y mañana tengo que seguir madrugando para trabajar, si es que no estoy en el paro. ¿Qué narices he ganado yo? Y si es una expresión para aglutinar a través del deporte la conciencia nacional, craso error, eso es políticamente incorrecto, que en este país multicultural, multilingüe, multisexual y multigilis cada cual tiene su idiosincrasia y no se está teniendo en cuenta el “fet diferencial”, por favor qué falta de respeto.
Este no será, desde luego, el artículo del siglo, aunque ya encontraremos algo que lo sea, porque hoy todo puede aspirar a ser el acontecimiento del siglo, pero quizás mueva alguna conciencia. Aunque, bien mirado, hacer un artículo sobre el uso de los tópicos, es en sí un tópico más. Pero bueno, se non è vero è ben trovato.
TÓPICOS DE ESTE ARTÍCULO
- La bestia negra. Hay que lavar esa bestia, que de tanto usarla tiene mugre.
- Poner toda la carne en el asador. Debe de estar ya chamuscada la carne.
- Meigas, haberlas haylas. Ripio para escépticos; al final te lo tienes que creer.
- Por activa y por pasiva. Los redactores repiten mucho este tópico. Este tópico es repetido muchas veces por los redactores.
- Saltar a la palestra. Son tópicos ataviados de gladiadores.
- Diminutivos en -ita. Es curioso, cuanto más diminutivos se colocan, más formidable parece el plan.
- Geografía española. Yo pensaba que la geografía sólo se estudiaba; ahora también se puede transitar.
- Ciudadanos y ciudadanas. Paridad made in Bibiana.
- Violencia de género. Las palabras tienen género, las personas sexo.
- Jugar un papel. ¿Cómo se juega a eso?
- Uso...uso, etc. Anadiplosis en toda regla. Si es que tenemos unos periodistas poetas.
- Empañar. El tópico, que nos ciega.
- En las antípodas. Jolín, qué lejos.
- El siniestro se ha cobrado... Si es que con la izquierda, ya se sabe.
- Lavar la cara. Debe de estar impoluta ya.
- El culebrón del verano. Tan familiar que ya no le tememos. Hay quien lo saca a la calle como mascota.
- La Roja. Se lo hemos mangado a los chilenos.
- El clásico. Un clásico de los tópicos.
- Nuestro Rafa Nadal. Debe de estar agobiado el chaval, dejémosle algo de independencia.
- Políticamente incorrecto. Menudo descubrimiento que nuestros políticos hagan lo incorrecto.
- Multitodo. Tópico polivalente.
- Idiosincrasia. Yo no sabía que tenía eso, doctor. ¿Es grave? Lo utilizan mucho los idio...sincrásicos.
- Fet diferencial. Que se resume básicamente en "no sóc espanyol".
- El (lo que sea) del siglo. Joder, y eso que lo acabamos de empezar como aquel que dice.
- Mover conciencias. Tópico para cocteleros pacifistas.
- Se non è vero è ben trovato. Tópico para demostrar que sabes idiomas. El tópico no tiene fronteras.