Decía Antonio Muñoz Molina que, “a veces, en los
periódicos, uno manda un artículo y nadie responde: como si se mandara lo
escrito a una máquina y la máquina se encargara de publicarlo”. Y hay algo de
verdad en ello. El colaborador periodístico es ese correo electrónico con
archivo adjunto que llega puntual a la bandeja de entrada del encargado de
contenidos y que se deja en barbecho hasta mejor ocasión. Acuciados los
periodistas por la frenética urgencia de la mesa de redacción, los correos del
colaborador son unos pequeños nudillos golpeando tímidamente, como si
molestaran, la puerta del despacho del jefe de redacción, que dice: “luego,
luego…”. Si, además, el columnista es externo, no forma parte de la plantilla,
nadie en el periódico lo ha visto en su vida, no se llama Antonio Muñoz Molina,
publica una vez por semana y, encima, se atreve a escribir sobre libros y
reflexiones literarias, entonces hay que asumir pacientemente el barbecho con
la austera disposición de la tierra de labrantío que espera su semilla. Sin
embargo, siempre, indefectiblemente, acaba uno viéndose el careto en la página
treinta y tantas de la sección cultural.
Ya pasó el tiempo en que reenviaba el artículo a todo
quisque en el periódico por si no había llegado y reclamaba, preocupado, el
acuse de recibo. Uno, que es profano en esto de las tripas del mundo
periodístico, acaba acostumbrándose a la mecánica.
Se dice que la calidad de un periódico está en la
calidad de sus colaboradores. No diría yo tanto o, al menos, no lo diría en
términos tan categóricos. Pero es cierto que hay lectores que compran un
determinado periódico por el gusto de leer a un determinado columnista, incluso
aunque el credo ideológico del lector y el del diario sean diametralmente
opuestos. Esto siempre que la línea editorial del periódico no censure a sus
colaboradores, que casos los ha habido, lo cual es un gran error porque la
pluralidad de los columnistas enriquece el ágora del periódico, genera debate y
no proscribe al diario a un sectarismo de cortas miras.
Por lo general, el colaborador cultural, si no es una
firma prestigiosa, no cobra por sus artículos. Su contribución es, pues,
generosa y sus mejores honorarios son la divulgación de la cultura, que siente
como un apostolado necesario. La tonta vanidad de verse la foto presidiendo su
columna les aseguro que dura un par de semanas. Luego, la vocación divulgativa
se impone. Yo no pondría foto si no fuera porque me lo piden. Además, no tengo
porte interesante para la foto. No sostengo un bolígrafo o unas gafas ni me
acodo sujetándome la barbilla con la mano ni esas cosas que dan cierto aire
intelectual al asunto. Mi foto son mis textos.
El pasado 21 de febrero, el “Cura y el barbero”, mi columna semanal del Diari de Tarragona,
cumplió 3 años. Luchando tenazmente contra la tiranía de los 3500 caracteres,
que tanto encorseta las necesarias creatividad y voluntad de estilo del
colaborador, sigo creyendo que la prensa debe ser el altavoz de la cultura. Y,
aunque uno se siente un poco solo en esto, resulta que un día M.Victòria
Bertran te dice que te lee siempre y que hoy te has superado; Xavier Fernández
bromea sobre las misas del cura y los trasquilones del barbero; Núria Pérez y
Mar Cirera responden solícitas y amables a tus alarmas de erratas; Antoni Coll
te felicita por aquel artículo de Galdós. También los hay que un día se despiden,
como Isaac Albesa, y su nombre, que el “Gmail” te completaba en la barra de
destinatarios como una costumbre que parecía inamovible, te recuerda lo mudable
que es la vida. Y luego están los lectores, cuya fidelidad acicatea el ánimo.
Y, al fin, resulta que el triste y solitario colaborador recibe su acuse de
recibo. Muchas gracias a todos.
14 comentarios:
Píramo, haces una labor muy bonita. En cada artículo demuestras el profundo amor que sientes por la literatura. Sigue con esta ilusión y no desistas nunca. ¡Felicidades!
Suscribo de la cruz a la raya lo que tú escribes, Píramo, y lo que apostilla Tisbe.
¡Hola Fernando!
Este artículo tiene más realismo que las novelas de Galdós. Es cierto, sí, la frenética actividad nos impide a menudo, lo básico, agradecer a nuestros colaboradores su voluntariosa labor y dedicarles al menos unas palabras más allá del recibido, saldrá tal día o hemos corregido las pocas erratas de las que tú mismo nos alertas.
La verdad es que en una primera lectura en diagonal para colocar el artículo en página, he visto mi nombre en el artículo y he pensado “glups”, si yo apenas he tenido relación y me he animado a escribirte.
Gracias por todo e informarte que mañana nos estrenamos en sábado, a ver si así nos resulta menos complicado mantener la periodicidad.
Por cierto, muy buena la fina ironía sobre nuestras fotos en plan intelectual.
Suscribo las apreciaciones de Núria y, por cierto, que yo también te he felicitado a ti y a su ‘sustituta’ ocasional. Un abrazo y felices tres añitos
¡Hola, Fernando!
¿Tres años ya? ¡Felicidades por la escritura y también por tu santa paciencia!
Anda, si salgo yo, jejeje.
A por otros tres años
Querido Fernando
Mi enhorabuena por el aniversario. Celebro vuestra constancia y calidad en los artículos. Me alegro mucho de haberte propuesto la colaboración. Los lectores están ahí, aunque te agradezcan silenciosamente los artículos.
Un abrazo
Pues además de tus artículos -que aunque no siempre te lo diga, contribuyen a llenar mis vacíos del alma- también me encantan tus fotos que me sitúan, como hoy, ante la mesa de Larra, Salinas, Benedetti, claro que ese"kleenex delator", no nos puede llevar más allá de mediados del XX, pero aún así nos despierta la nostalgia y el recuerdo de "underwood girl", las casas coloniales de África, el sombrero del abuelo que reposa tras un largo día en el campo...
Y muchas otras cosas que podría decirte, si no me esperara sobre mi mesa una montaña de exámenes y redacciones que voy posponiendo sin excusa.
¡Gracias por tu generosidad!
Lo leí el sábado. Muchas gracias por la cita y por acordarte de unos inicios que fueron cortados de cuajo. Lo cierto es que la tuya es de las pocas secciones que sigo leyendo con frecuencia siempre que el periódico me cae en las manos en algún bar.
Enhorabuena por el tesón, por el oficio, por la vocación imperturbable y por la humildad con que dices las cosas.
Enhorabuena y a celebrarlo escribiendo otros muchos
¡Enhorabuena! Tus lectores te apoyamos y animamos desde el anonimato ;)
Felicidades, Fernando. Haces un gran trabajo y eso, al final, creo que se paga en aprecio de los que te leemos, a veces más y a veces menos asiduamente, pero siempre con interés y con gusto.
Un abrazo
¡Enhorabuena y que siga cumpliendo muchos más!
TISBE, mi más fiel lectora. Gracias por tu complicidad en la literatura y en la vida.
JAVIER, muchas gracias. Tú también conoces las vicisitudes del colaborador desde el Diario de Teruel.
NÚRIA, espero que lo hayas interpretado en el sentido con el que he querido escribirlo. Es decir, con cariño y sentido del humor. Por cierto, no pensaba en nadie en concreto respecto a las fotos "intelectuales". Por otro lado, vuestros nombres, son ya parte de mi cotidianeidad y, por eso sois una grata costumbre. Sin conoceros, estáis ahí presentes, como lo están todas esas cosas que forman parte de nosotros en el día a día y, sin las cuales, uno se siente un poquito más huérfano y extraño. Un abrazo.
XAVIER, MARIA, muchísimas gracias.
ANTONI, gracias por abrirme esta ventana. Estoy aprendiendo mucho.
SOLEDAD, gracias por tu lealtad tan gentil y apasionada. Y sí, la verdad es que la foto es muy sugestiva, como tu preciosa enumeración. Ánimo con esos exámenes, compañera.
Gracias por tus palabras, ISAAC. Yo creo que hacías una gran labor: esmerada, atenta a los detalles, dinámica y comprometida. Guardo muy buen recuerdo. Suerte en todo lo que hagas, que será, seguro, muy bueno.
MARCELINO, muchas gracias. Viniendo de ti es todo un halago. Un abrazo.
ANABEL, muchas gracias. En eso estamos.
LAURA, lo sé. Y te lo agradezco mucho. Notar que uno no camina solo es muy reconfortante. Gracias.
FRANCISCO, muchas gracias. Hacen mucho bien tus palabras.
ANTONIO, gracias. Con lectores como tú, seguro.
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