lunes, 13 de octubre de 2025

703. La dana de Beneyto

 


Coincidiendo con el año en que se celebra el homenaje a Maria Beneyto, la editorial Llibres de la Drassana recupera una de las primeras novelas de la escritora valenciana. Se trata de El río viene crecido, que en 1959 obtuvo el Premio Valencia de literatura y que fue publicado un año después por la Diputación Provincial de la ciudad del Turia. La nueva edición, excelentemente traducida al catalán por Carme Manuel y con prólogo de Rafa Lahuerta, viene a rescatar del olvido una de las obras más destacadas, pero también olvidadas, de la narrativa beneytiana.

El riu ve crescut se estructura en dos partes. La primera transcurre durante el año 1948 y se centra en el fenómeno del chabolismo a orillas del Turia y de la vida misérrima de las gentes, la mayoría emigrantes andaluces o murcianos, que habitan el margen del río. Beneyto construye durante estas páginas un fresco muy vivo de la posguerra y de las vicisitudes de este extracto social, donde la picaresca, el estraperlo o las enfermedades como la tiña conviven, a su vez, con una lucha por la supervivencia no exenta de la heroica nobleza de quienes deben blandir su dignidad humillada para reivindicar su condición de seres humanos. En este sentido, la novela entronca con la habitual preocupación de Maria Beneyto por las clases desfavorecidas, tan presente en su poesía. La magnífica caracterización de los personajes, así como su maestría para el uso de los diálogos convierten esta primera parte en un producto casi hiperrealista que concluye con la histórica riada que asoló aquella sociedad del submundo valenciano.

La segunda parte, ambientada en 1957, narra la vida de esas mismas gentes, supervivientes del desastre, en la Valencia urbana. Muchos de ellos han debido reinventarse para poder sobrevivir entre la sociedad ordenada de la capital. En esta parte adquiere gran presencia la evocación nostálgica de una cartografía de Valencia en parte extinta: los baños de la Petxina, donde se trataba la tiña; los cines como El Museo; horchaterías como la Cenia, restaurantes como el Pasqualet de la Malvarrosa, o la vida del barrio artesano del Carme, de Nazaret o de la huerta de Campanar conviven con la descripción costumbrista de las Fallas, la celebración de la mona de Pascua en la Devesa a ritmo de gramola, la festividad de la Virgen de los Desamparados, las rondallas, la lectura de escritores folletinescos y zarzuelistas como Pérez Estruch o el nacimiento del rock ‘n’ roll. Pero como si del fatum de la tragedia griega se tratara, la fatalidad volverá a enseñorearse de los personajes con una nueva riada, cuya descripción resulta más estremecedora, si cabe, tras la reciente catástrofe de nuestra dana. Es también un canto a la heroicidad de una ciudad donde «la mitat de València feia amb l’altra mitat» su «commovedor donar-se al proïsme, en el més formidable desplegament de la solidaritat humana, portat als cims de la grandesa i la caritat més sublims».

Respecto a la espléndida traducción de Carme Manuel, nos hallamos, sin embargo, con el problema de trasladar el habla coloquial andaluza a su equivalente valenciano, con lo que ese particular tiene de extrañeza en la lectura, que resulta algo forzada. Quizás habría sido más conveniente traducir al catalán solamente las partes narrativas y salvaguardar en cursiva el resto de acentos no valencianos, en lo que habría sido un bonito homenaje al crisol de culturas y paletas dialectales que Valencia, siempre hospitalaria, acogió durante los duros años de la inmediata y posterior posguerra.

lunes, 6 de octubre de 2025

702. La novela inédita de Maria Beneyto

 


Se celebra el año de Maria Beneyto y proliferan las iniciativas editoriales que tratan de recuperar algunas de sus obras inéditas o de reeditar títulos olvidados. En esa línea, pronto estará en las librerías una antología comentada de la poesía de la escritora valenciana de la mano de la editorial Lastura y coordinada por Manuel Valero y Elia Saneletuerio en la que he tenido el gusto de participar; también la editorial Llibres de la Drassana ha rescatado El río viene crecido (1960), novela casi inencontrable que el sello ha decidido traducir al catalán. De Ofelia 25, novela inédita programada por el Ayuntamiento de Valencia, nada se sabe de momento. Y la Acadèmia Valenciana de la Llengua acaba de publicar otro texto, también inédito, titulado Al límit de l’absurd, del que hoy nos ocupamos aquí.

La novela, que en principio iba a titularse Retrat de família, narra la historia del clan Coloma, dedicando los diferentes capítulos a darle voz a cada uno de los integrantes del mismo, lo que redunda en un perspectivismo muy interesante. Con todo, el protagonista principal es Joan, que ha decidido recluirse en soledad en una casa de montaña propiedad de su hermana, huyendo del crimen que –erróneamente– ha creído perpetrar. Los monólogos de los personajes, que en principio parecen responder a una estructura epistolar, son más bien pensamientos lanzados al vacío que corroboran uno de los aspectos de la narrativa de Beneyto, en la línea de Carmen Martín Gaite: la búsqueda de un interlocutor que no siempre se concretiza. La incomunicación resultante es, en parte, la causa de la tragedia. Durante esos parlamentos, los Coloma van desgranando, entre reproches, las miserias familiares a la manera de los personajes de Harold Pinter o de Tennessee Williams o también de algunas novelas de Faulkner, como bien aprecia Carme Manuel en la esclarecedora introducción que precede a nuestra edición.

Al límit de l’absurd es quizás la novela más onírica de Beneyto, culminación de su vocación por la renovación estilística y estructural con cuyos resortes experimentó en varias de sus obras narrativas, sobre todo desde La dona forta o Antigua patria. Así, durante su encierro, Joan convivirá con una figura etérea que llamará «Ella», en la que se quintaesencia una feminidad de agreste erotismo e ideal romántico que representa la perfección de la Naturaleza trascendida más allá de los actos de los hombres y de la sociedad. La interpretación de esta entelequia puede dar para muchos tratados de psicología, pero en ella parece atisbarse la idea del doble, tan presente en otros libros de la autora, en donde Joan desea reflejarse para aliviar su condición finita e imperfecta.

De todos modos, para mí, la tesis de esta novela es, sobre todo, la crítica a un tipo de masculinidad que victimiza, paradójicamente, a los propios hombres. De Joan se espera, como el hombre de la familia que es tras la muerte de su padre, que ejerza su virilidad contra Antonio, el advenedizo que se está apoderando del negocio familiar. Esa presión contrasta con la verdadera naturaleza de Joan, un ser apocado y sensible, que echa de menos los cuentos populares con que la vieja Rosa, sirvienta de la familia, reconfortaba su infancia y la de sus hermanos, traumatizada por la presencia de un padre severo y distante. Su arrebato violento contra Antonio parece fruto de esa expectativa que su condición de primogénito varón obra sobre su sentido de la responsabilidad. Y su acto será el causante de toda el subsiguiente malentendido: Joan cree haber matado a Antonio. Cuando Helena, su hermana, le informa de su error es ya demasiado tarde. El fatum de la tragedia griega ha hilado ya el tapiz del destino y una terrible casualidad fulminará el supuesto restablecimiento del orden y la perspectiva de un futuro feliz.