El nuevo libro del jiennense
Miguel Vega, publicado por El ojo de Poe, evoca el último enfrentamiento entre
los ajedrecistas Kárpov y Kaspárov celebrado en el marco del XVIII Torneo
Internacional de Ajedrez de Linares en 2001.
Orgulloso linarense, en
ocasiones parece que Miguel Vega haya usado como pretexto aquella mítica final
de hace 23 años para alumbrar un emotivo homenaje a su ciudad natal. En efecto,
Linares se convierte en una protagonista más –si no en la principal– de este
libro híbrido, a medio camino entre la crónica periodística y la novela de
espías. El lector recorre la capital de la comarca de Sierra Morena de la mano
del autor, a través de sugestivas estampas, en un itinerario que nos conduce
por locales emblemáticos de la gastronomía local, algunos de ellos emparentados
con su inextricable tradición taurina, y por otros rincones paradigmáticos de
su historia. La nota culinaria no escatima en detalles y hasta nos es dado
visitar una de sus famosas almazaras. Esta bonita aproximación literaria a
Linares no es nueva en Miguel Vega, quien ya en 2004 había publicado su Tríptico de Cástulo, merecedor del
premio para escritores noveles convocado por la Diputación de Jaén, y que
repasa la historia de la antigua capital iberorromana de la Oretania. Un
fragmento autorreferencial de esta novela aparece en el capítulo 2 del libro,
fabulando con la idea de que la presentación de aquella obra se produjo el
mismo día en que se inauguraba el torneo de ajedrez. Aunque algo forzada por su
condición periférica respecto al argumento de la novela, esta alusión
metaliteraria entronca con el final del libro, donde se recorre el yacimiento
de Cástulo, aunque quizás es acotable el largo sueño del protagonista que
antecede a esa visita.
La celebración del torneo le
permite a Bernal, trasunto del propio autor, dar testimonio de los personajes
que frecuentan el hotel donde se llevan a cabo las partidas y otros lugares de
la ciudad, efervescente aquellos días de visitantes: ajedrecistas, toreros,
escritores, etc, de los que se ofrecen interesantes semblanzas. Llama la
atención la elusión del nombre de uno de ellos, fácilmente reconocible, como es
el dramaturgo y poeta Fernando Arrabal, que llega a dar una charla en el
instituto donde ejerce como profesor Bernal, lo que da pie a recuperar casi de
forma teórica las características del movimiento postista al que perteneció el
escritor melillense.
Por supuesto, la novela se
centra también en el campeonato, aunque este parece constituirse en un telón de
fondo que permite al narrador estructurar la cronología de su narración,
ateniéndose a las diferentes fases del torneo. Ni siquiera existe un capítulo
destinado al duelo de los dos grandes ajedrecistas. Sí, en cambio, se
engrandece la figura de otro personaje, Anna Kharitonova, asesora del equipo de
Kárpov, sobre la que se abre el asunto del espionaje deportivo y sus
ramificaciones políticas. Bernal, que llega a tener un romance con Anna,
comprobará, de primera mano las acechanzas de los intrigantes en ese peligroso
mundo. Anna, caracterizada con todas las cualidades de la belleza y del
misterio, se erige en el personaje más magnético de la obra. Quizás le falta a
esta parte una mejor articulación de la trama, sobre todo en lo que se refiere
a sus transiciones, algo abruptas, como la que sigue al primer intento de
atentado, sin apenas continuidad. En su descargo, las elipsis aligeran el
argumento y contribuyen a una premeditada fragmentación en pos del sedimento
sugestivo.
El libro es también una
reflexión sobre la fugacidad del tiempo y la desaparición de los referentes que
creíamos sólidos. De cómo la vida, inexorablemente, nos acaba dando jaque mate.
2 comentarios:
Cuánto me gusta leer tus críticas. Sobre todo porque las entiendo y me sirven para saber lo que voy a encontrar cuando lea esa obra, salvo ciertas salvedades propias del intelecto de cada lector. Gracias, Fernando
Te agradezco la lectura atenta de mi novela, Fernando. Su breve extensión esconde diferentes capas que has advertido muy certeramente. También la estructura esconde varios juegos. Una reseña impecable, además de amena.
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