miércoles, 17 de febrero de 2010

32. Cometas en el cielo

Cometas en el cielo es la primera novela escrita por Khaled Hosseini, médico musulmán afincado en Estados Unidos a raíz de la invasión soviética de Afganistán, que versa sobre la amistad de dos niños: Amir y Hassan, un hazara que sirve en casa del primero. La historia comienza en 2001, pero la acción se sitúa en 1975 en Kabul pues el narrador-protagonista, Amir, mediante un flash back da testimonio del gran error que cometió en su infancia y que intenta subsanar: Me convertí en lo que soy a los doce años. Era un frío y encapotado día de invierno de 1975. Recuerdo el momento exacto: estaba agazapado detrás de una pared de adobe desmoronada, observando a hurtadillas el callejón próximo al riachuelo helado. De eso hace muchos años, pero con el tiempo he descubierto que lo que dicen del pasado, que es posible enterrarlo, no es cierto. Porque el pasado se abre paso a zarpazos. Ahora que lo recuerdo, me doy cuenta de que llevo los últimos veintiséis años observando a hurtadillas ese callejón desierto. El pequeño Amir anhelaba que su padre estuviera orgulloso de él, por ello puso todo su empeño en ganar la competición anual de cometas que se celebraba en su ciudad. Lo consigue gracias a la ayuda de su inseparable Hassan, mas cuando éste sufre el acoso de otros niños que le reprochan su origen hazara, Amir es incapaz de salir en su ayuda y permanece agazapado observando cómo su amigo es víctima de brutales vejaciones.
He aquí el error cometido por Amir que será la causa del distanciamiento de los niños. A partir de este momento, la situación política en Kabul comienza a cambiar pues tiene lugar la guerra afgano-soviética que obliga a la familia de Amir a exiliarse a Estados Unidos. De alguna manera, Amir logra escapar de ese pasado que le atormenta, pues su sentimiento de culpabilidad es profundo y sincero. Sin embargo, la llamada telefónica de un viejo amigo - Rahim Kan- removerá los fantasmas de su infancia y le dará la oportunidad de volver a ser bueno. Una forma de cerrar el círculo. Con un pequeño. Un huérfano. El hijo de Hassan, que estaba en algún lugar de Kabul.
Esta súplica provocará que el protagonista regrese a su tierra, motivo que sirve para presentar al lector la lamentable situación por la que estaba pasando Afganistán tras la llegada al poder de los talibanes. Lo que al principio de la novela había sido un bello retrato que ofrecía la cara más amable de los afganos -respetuosos con sus tradiciones ancestrales, generosos, con un sincero sentido de la amistad y sin fanatismos religiosos excesivos- se convierte en un negro óleo en el que predominan la oscuridad, la soledad, la muerte y el dolor. A través de los ojos de Amir, somos testigos de la desolación de Kabul y, por extensión, de todo el país. Son muchos los testimonios desgarradores que se recogen a lo largo de la novela: El Afganistán de tu juventud ha muerto hace tiempo. La bondad ha abandonado esta tierra y es imposible escapar de las matanzas. En Kabul el miedo está en todas partes, en las calles, en el estadio, en los mercados, forma parte de nuestra vida, Amir agha. Los salvajes que gobiernan nuestra watan no conocen la decencia humana. (...) Escombros y mendigos. Era lo único que veía donde quiera que mirase. Los había en todas las esquinas, vestidos con harapos de arpillera, agachados en cuclillas y tendiendo las manos manchadas de barro pidiendo limosna. Y en su mayoría eran niños enjutos y con caras tristes, algunos no mayores de cinco o seis años. (...) Era la primera vez que yo veía a un talibán. Los había visto en televisión, en Internet, en las portadas de las revistas y en los periódicos. Pero en ese momento me encontraba a cinco metros de ellos, diciéndome que aquel repentino sabor que notaba en la boca no era el del puro miedo, diciéndome que, de pronto, mi carne no se había encogido hasta tocar los huesos y que el corazón no latía acelerado. Allí estaban. En todo su esplendor.
Otros muchos temas se abordan en la novela, tales como la difícil situación a la que se enfrentan los exiliados. Recordemos que Amir y su padre dejan Afganistán por Estados Unidos y ello lleva implícito un gran sufrimiento, una tristeza y una añoranza de sus raíces que nunca les abandonarán. Por otra parte, la figura femenina queda exaltada ya que Hosseini dibuja un perfil muy diferente al que estamos acostumbrados a ver en televisión de la mujer musulmana. Lo mismo sucede con la religión. Obviamente, los personajes son musulmanes mas no se observa en ellos el radicalismo absurdo que posteriormente practicarían los talibanes. De hecho, el padre de Amir es bastante liberal y llega a declarar en diferentes momentos su poco apego a las tradiciones religiosas. Hay, por tanto, un enaltecimiento del pueblo afgano que está sufriendo los cruentos zarpazos de los talibanes. Contra este grupo integrista el escritor carga todas sus tintas, sin dudarlo eleva su voz contra su modo extremo de proceder. Por encima de todos estos núcleos temáticos, planea la amistad de los niños y el arrepentimiento de Amir. Si una cometa fue la causa que desencadenó la pérdida de su relación con Hassan, también será la que al final de la historia le dé la llave de su redención.
En definitiva, Khaled Hosseini presenta una entrañable y conmovedora historia que pone de manifiesto que la vida ofrece siempre una segunda oportunidad para subsanar los errores del pasado y que la amistad es uno de los mayores tesoros que puede poseer el ser humano. Hermosa reflexión en un mundo pragmático, materialista e individualista, en el que cada vez tienen menos cabida los sentimientos más profundos e importantes.

5 comentarios:

Fernando dijo...

Tuve la suerte de ver la película, que me pareció de una gran ternura, dentro de una historia verdaderamente dramática. Es increíble cómo se pueden contar la cosas más terribles con esa sencillez. La película me hizo ver el espíritu de los afganos y apreciar el esfuerzo de las personas cuando se ven en situaciones tan terribles. Un abrazo.

E. Martí dijo...

Magnífico artículo, como siempre, de una novela y una película muy pulcras e interesantes que nos acercan a la realidad que vive el mundo afgano y sus gentes.
Gracias.
Saludos

Alicia Abatilli dijo...

También pude ver la película, anoche, justo anoche.
Siempre es bueno conocer otra verdad, no la que pretenden vendernos el país del norte.
Muy tierna, bien llevada, buenas imágenes.
Gracias por traerla.
Alicia

Píramo dijo...

Acudir a este tipo de autores debe reparar ese prejuicio, algo provinciano, de que la lectura de escritores asiáticos es algo así como un interesante y curioso ejercicio de exotismo. Es mucho más que eso. Es hallar otras sensibilidades, hacernos partícipes de la comprensión de un mundo que muchas veces no entendemos o no queremos entender. Este libro es una buena muestra, cuando rompe algunos clichés demasiado asentados en nuestro tiempo, como el de generalizar el fanatismo religioso a toda la comunidad musulmana. Bonita reseña, Tisbe, captando el espíritu del libro y abriendo el apetito a quien no lo haya leído. Buena selección de citas y muy inteligente esa redención relacionada con la cometa a la que aludes intrigándonos a los que aún no hemos leído el libro de Hosseini. Un abrazo.

Tisbe dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Fernando, no he visto todavía la película pero estoy segura de que merecerá la pena. Coincido contigo en subrayar la unión de la ternura con el dramatismo de la historia.

Esmeralda. Gracias por tus palabras. Es muy interesante conocer la otra cara del mundo afgano y, sobre todo, desde el punto de vista de un escritor de Kabul.

Tienes toda la razón, Alicia. Es muy importante conocer la otra verdad y este libro es muy recomendable para ello.

Píramo mío, gracias por tus palabras. La desmitificación del fanatismo religioso que hay en el libro fue uno de los aspectos que más me llamaron la atención. Un beso.