Del diálogo entre las diferentes manifestaciones artísticas, ninguno más cómplice que el que se establece entre música y poesía. El estado primitivo del género poético nace unido a la oralidad, a lo público, muchas veces a lo práctico, y encuentra en la música su medio más genuino de difusión. Luego llegan los escritores cultos que fijan sus composiciones sobre el papel, no ya con la intención utilitaria del juglar, que anota allí el guión caduco de su intervención, sino con la voluntad de perpetuar aquel momento de inspiración ora como alarde retórico, ora como plasmación necesaria de aquel arrobamiento intenso, ora como forma de eternizarse a sí mismos. Y entonces la poesía se convierte en algo privado, silencioso (a lo sumo un bisbiseo) alumbrada no por la luz solar de la plaza, sino por la de la sinuosa llama de la vela o la eléctrica de la lamparilla. Y, sin embargo, despojada de su compañera la música, la poesía conserva, en una suerte de anamnesia platónica, los elementos que la conformaron desde su origen. La música está en la sonoridad y cadencia de las palabras, en el ritmo de su métrica, en la distribución de su prosodia. Pero le falta la melodía.
Los nuevos juglares de nuestro tiempo tratan de recuperar para la poesía aquella música que les era cosustancial. Posiblemente no hay ejercicio más difícil que musicar un poema. Se debe respetar el espíritu del original, de tal manera que las notas expresen con su lenguaje lo mismo que las letras. Pocos pueden presumir de conseguir esa fusión perfecta entre el fondo musical y el textual. Pero uno de ellos es Amancio Prada. Y el sábado de la semana pasada lo tuvimos muy cerquita, a escasos 40 km de Tarragona, en La Gornal.
Cuando Amancio Prada tañe las "Campanas de Bastabales" de Rosalía de Castro sin querer tornamos a llorar con la poeta gallega y, aunque Galicia no es la tierra de muchos de los que lo escuchamos, también nosotros sentimos la morriña y nos despedimos emocionados diciendo "Adiós ríos, adiós fuentes" como un emigrante más. Cuando San Juan de la Cruz quiso explicarnos lo inefable de su misticismo, nos hizo ver la cara de Dios en aquella "cristalina fuente de semblantes plateados", "los ojos deseados /que tengo en mis entrañas dibujados" y Amancio Prada que interpreta a la perfección el clímax que San Juan está transmitiendo en su visión divina, eleva su voz y el éxtasis musical y el poético son uno también. Si es imposible callar "La guitarra" de Federico García Lorca, ésta "llora monótona" cuando la pulsa la mano de Amancio; si los antiguos romances tenían música podemos imaginarla ahora tal y como la entonaría aquel prisionero "tiste y cuitado/ que [yace] en esta prisión/ que ni [sabe] cuándo es de día/ ni cuándo las noches son".
Amancio Prada tiene hacia la literatura la sensibilidad del amante entregado; por eso la siente a flor de piel y la renace cuajada de amor en su voz, auténtica y prístina. Como amante, no es interesado ni oportunista. En este año del centenario de Miguel Hernández, él edita un libro-disco sobre Jorge Manrique. Y si actúa en Madrid, también lo hace en Aguilafuente (Segovia), en Chiclana de Segura (Jaén), en Frutillar (Chile) o en La Gornal. La salutación musical de su último concierto fue la adaptación del romance del Conde Arnaldos, aquel en el que el conde le pide a un marinero que le repita un cantar que éste entonaba, capaz de calmar el mar, amainar los vientos y hacer que los peces salgan a la superficie para escucharlo. Pero el marinero le responde al conde: "Yo no digo este cantar / sino a quien conmigo va". Un guiño a la fidelidad de su público, éste sí, congregado ya en la plaza.
Gracias a Javier Angosto por descubrirme a Amancio Prada; a Tisbe por acompañarme al concierto tanto tiempo deseado y por el día inolvidable que pasamos juntos; y a Amancio Prada por su cariñosa atención y por su dedicatoria.
Dejo dos enlances interesantes: el primero remite a la página oficial de Amancio Prada. El segundo es el blog de Ángel Puente, donde se recoge una interesante antología de poemas musicados por diferentes cantautores.
4 comentarios:
Hola, soy el oyente que llamó la otra vez para pedir el disco dedicado. Nada, que llamaba para dar las gracias por ponerme la canción de Amancio Prada.
Me ha encantado el artículo. Pones, además, el dedo en la llaga cuando aludes a que Amancio nunca se ha guiado por modas. Ha ido siempre, como se dice ahora, "a su bola". Y por eso, por ejemplo, no se aprovecha -no todos pueden decir lo mismo- del filón del centenario de Miguel Hernández ni de ningún otro filón. Qué casualidad, hombre, dicho sea de paso, que algunos saquen un disco dedicado a Miguel Hernández justo el año del centenario (por cierto, me dijo el otro día un cantautor -cuyo nombre no diré- que el publicitado cantante esta vez ha pinchado en hueso pese a los muchos apoyos con los que ha contado).
Llegué al mundo de la canción de autor a través de Labordeta y de Paco Ibáñez; pero con el tiempo, acabé descubriendo a Amancio Prada y he de reconocer que los desbancó para siempre. ES EL MEJOR...
Totalmente de acuerdo. Amancio Prada conjuga perfectamente la voz, la poesía y la música. Es tal la complicidad entre ellos, que el conjunto es armonioso, dulce, seductor. He tenido el placer de escucharlo hace unos años en Salamanca y me admira su peregrinar sin fatiga por esos pueblos de Dios.
Feliz semana.
Un abrazo a Píramo y Tisbe
Nunca había visto a Amancio Prada en directo y la verdad es que no me decepcionó nada. Es un cantante cercano al público y diría que hasta gracioso y, lo más importante, consigue musicar poemas de manera magistral.
Píramo, repetiremos cuando tengamos ocasión. Estaré encantada de acompañarte.
Javier, qué te voy a decir a ti, que fuiste quien me descubrió con una cinta de radio-cassette los poemas sanjuanistas de Amancio Prada. Pues que muchas gracias. Y que no te cortes en pedir más discos dedicados. Respecto a lo del cantante al que te refieres, he escuchado el nuevo disco y algún día haremos una reseña sobre su actuación, a la que tengo pensado acudir en Orihuela.
Esmeralda, pocos sitios deben haber tan hermosos como tu tierra para escuchar la poesía musicada de Amancio Prada. Eres una privilegiada.
Me alegro, Tisbe, de que te gustase el concierto. Yo sabía que no podía defraudarte. Compartirlo contigo lo hizo aún más bonito.
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