martes, 20 de enero de 2015

275. 'Alatriste' es un libro



El pasado miércoles 7 de enero se emitió por televisión el primer episodio de la serie Alatriste. A Pérez-Reverte no ha acabado de convencerle la adaptación de su novela y se ha mostrado algo tibio en sus apreciaciones, en las que sólo salva el guión y el compromiso de los actores a la hora de mostrarse fieles a los personajes. Yo todavía tengo pendiente completar las aventuras de Diego Alatriste, así que no dispongo de elementos de juicio suficientes como para adentrarme en un análisis comparativo.  Sí vi en su momento la película de Agustín Díaz Yanes y me gustaron muchas cosas, entre ellas la inolvidable caracterización e interpretación de Juan Echanove como Quevedo. No veré, en cambio, esta pantomima semanal del miércoles, cuyo estreno duró en mi televisor lo que duraría un púber en la habitación de María de Castro pero sin la precocidad del placer. Me resultó un producto acartonado, sin fuerza expresiva y con ese tufo telefílmico que convierte a la Historia en un carnaval colorista, con sus decorados de piedra pómez, su vestuario impostado y sus abundantes anacronismos, a la manera de la sonrojante Águila roja. La comparación con la película o con otras series históricas españolas recientes de calidad, como Isabel, son inevitables y dejan la producción de Telecinco en una posición embarazosa.
Pero no está en mi ánimo meterme a crítico televisivo, que eso hay quien lo hará mucho mejor que yo, sino reflexionar sobre ese debate espurio que siempre se origina cuando se comparan obras literarias y sus correspondientes adaptaciones cinematográficas. Ha ocurrido ahora con la obra de Pérez-Reverte, pero sucede cada vez que una película se basa en un libro. Ese cotejo puede ser entretenido e interesante por muchos motivos pero conviene no ser demasiado purista y escrupuloso en la lista de paralelismos. Hay que recordar que el cine es una manifestación artística regida por sus propios códigos e independiente. Recoger al dedillo los detalles de un libro en una película es, además de imposible, contraproducente para el producto final. Cuando se estrenó Troya (2004), los lectores de la Ilíada clamaron al cielo por la retahíla de discordancias de la película respecto a la epopeya homérica. Pero si, por ejemplo, en el duelo singular entre Paris y Menelao el director Wolfgang Petersen hubiera incorporado el pasaje sobrenatural en que la diosa Afrodita salva al raptor de Helena, la escena habría resultado ridícula y contraria al análisis estrictamente humano que rodea a las bajas pasiones y el alma de los personajes de la cinta, en este caso la cobardía de Paris, que en la película huye a los pies de Héctor.
No obstante, cine y literatura se vinculan en el territorio del guión y es deseable que éste, al menos, conserve el espíritu del libro pero no todos sus pormenores. A un director de cine, como a cualquier creador, no se le puede constreñir su libertad expresiva en virtud de una mal entendida fidelidad al libro;  ello sólo deriva en artefactos forzados. El cine tiene su particular lenguaje, igual que la pintura, la música o la escultura. Mucho nos extrañaría  ver recitar versos a un compositor en un concierto; sencillamente, nos bastaría con que su melodía dijese el poema en el que se basa y que los acordes fueran los mismos versos que nos conmovieron hechos ahora música.
Las aventuras del capitán Alatriste es una saga de novelas. Quien quiera fidelidad que lea los libros. Porque la celulosa y el celuloide son dos palabras que podrán parecerse mucho pero nadie podrá negar que son distintas.

6 comentarios:

A. C. dijo...

Suculento comentario, como siempre. Ahora bien, en estos casos conviene, además de medir la calidad de la versión cinematográfica o televisiva con respecto a otras, hacer lo mismo con su referente. 'Retorno a Brideshead' es una serie de altísima calidad, pero es que la novela de la que parte, también; las adaptaciones españolas de Clarín, Galdós, Agustí o Torrente Ballester son buenas y además están basadas en grandes novelas. ¿Quieres decir que hay más diferencia entre la adaptación televisiva de 'Alatriste' y, por ejemplo, la de 'Isabel', que entre la novela de Pérez Reverte y, qué se yo, 'El hereje' de Delibes?
Un abrazo.

Javier Angosto dijo...

Justamente las adaptaciones de los autores citados por A.C. me parecieron en su día muy dignas. Pero desde hace años he dejado de ver en la televisión o en el cine adaptaciones de novelas.

Píramo dijo...

A.C. Gracias por tu participar con tu comentario. Yo prefiero comparar dos artefactos artísticos del mismo género porque los elementos de cotejo son los mismos. Por eso prefiero comparar libros con libros y películas con películas pero no libros con películas puesto que no manejan los mismos resortes compositivos, más allá de los paralelismos del guión y el texto literario. Pero, efectivamente, supongo que es inevitable echar la mirada al referente del que parten las versiones cinematográficas y los ejemplos que mencionas son, como tú bien dices, casos donde libro y adaptación están ambos a gran altura.

JAVIER, quizás haya que acudir al cine sin demasiadas expectativas acerca de la fidelidad de la película respecto al libro y tomar el filme como un artefacto autónoma, válido en sí mismo. Pero entiendo tu decepción. Mejor entonces leer sólo el libro.

Mari Carmen Pidal dijo...

Una pura decepción y un insulto a la saga

Laureano Martín dijo...

He visto dos episodios y es esperpentico. De acuerdo en que una cosa es el libro y otra una serie o pelicula, pero tienes el ejemplo de la tabla de Flandes, que me parecen una maravilla ambas.

Tisbe dijo...

Es decepcionante para los lectores de la saga Alatriste ver una adaptación tan mala. No entiendo por qué Pérez-Reverte permite que se desvirtúe a su personaje puesto que así, con un producto televisivo de tan poca calidad, lo que se puede conseguir es que los posibles nuevos lectores de estas novelas, no lo sean nunca.