lunes, 15 de junio de 2020

489. No es uno de los nuestros




No conozco a la señora que ha publicado el repulsivo tuit que aparece en la imagen. Así pues, si quisiera trazar un perfil sobre su personalidad, tendría que hacerlo desde los prejuicios, con los que tan poco comulgo. Sin embargo, confío en que la tuitera en cuestión sepa disculpármelos, pues parece haberse doctorado en ellos. Aunque, a decir verdad, no creo que la tal Núria lea siquiera este artículo: para ella es inconcebible que un catalán escriba en castellano y más aún que un medio de comunicación catalán como este se preste a tamaña herejía. No leerá en castellano. Me atrevería a decir, incluso, que eso de leer no está entre sus costumbres. Tracemos, pues, el perfil de la señora. Será fácil. No nos harán falta aquellos complicados tratados frenológicos decimonónicos, aunque ella quizás los reivindicara, por aquello de que la raza catalana debe de tener algunas peculiaridades físicas que la distinguen del resto de etnias. De eso sabe algo la alcaldesa de Vic. Igualito que los tratados sobre la raza aria. Y es que todos los totalitarismos se parecen. La frenología y el nacionalismo: esas cosas del siglo XIX. Venga, pues, ese perfil psicológico. El espectro diagnóstico podría ir desde la enfermedad mental, pasando por un pírrico resultado en el índice de coeficiente intelectual, hasta su nada descartable deseo de depuraciones de catalanes subversivos al más puro estilo nazi. Pero no exageremos. Quizás sea solamente una mala persona. O una víctima, como tantas, del lavado de cerebro que el nacionalismo catalán y su narcisismo vienen ejerciendo sobre las moldeables seseras de la gent de pau desde hace años. La revolució dels somriures. Ya.
Ha sido morirse Pau Donés y a la señora del tuit le ha faltado tiempo para decir que el cantante no es de los suyos, porque siendo catalán, decidió labrarse su carrera en castellano. Podría haber encomiado su ejemplar lucha contra el cáncer; haber repasado su trayectoria musical; podría haber citado, a modo de homenaje, algunas de las letras de sus canciones; y si todo esto era mucho pedir, podría haberse limitado a lamentar, con sincera humanidad, su muerte. O podría haberse callado. Pero ni en una situación tan triste como la muerte de alguien, la tuitera pudo resistirse a dejar claro que Pau Donés no es de los suyos. Porque Pau Donés, como todos los catalanes que resistimos en la disidencia, no somos catalanes de verdad. Que se lo digan a la pobre Ana María Matute cuando fue a recoger el Cervantes y ninguna autoridad catalana se presentó al acto. Pero, claro, ella tampoco era catalana, pese a haber nacido en Barcelona. Hay quien me dice que hay que tratar de soslayar este tipo de ejemplos de intransigencia como el de la tuitera; que ellos mismos se descalifican con sus dislates. Y eso es verdad, si no fuera porque ese tipo de mentalidad tiene su origen en las autoridades políticas y son estas las que mueven los hilos para que la cultura en castellano reciba todos los agravios que impiden el respaldo institucional. Pregúntese, por ejemplo, cuántos actos literarios en castellano se producen en Cataluña con el patrocinio de los organismos públicos. El castellano como lengua de cultura en Cataluña es casi un exotismo. En las carteleras de los teatros de Tarragona, cuando alguna de las escasísimas funciones que se representan en castellano son anunciadas en el tablón, se coloca un asterisco (estoy tentado de hacer la analogía judía, pero me retengo) acompañado de un texto en cursiva avisando de tamaña anomalía. Solo les falta poner: «¡Cuidado, que es en castellano, tú verás lo que haces, catalán de bien!». 
No, Núria, no somos de los tuyos. Por suerte. Por decencia. Por dignidad.

2 comentarios:

Javier Angosto dijo...

"O podría haberse callado", efectivamente. Pero no: la intransigencia en algunos va acompañada de incontinencia verbal. Y entonces, pasa lo que pasa: que se les escapa la intolerancia. ¡Qué malaje...!

acharolada dijo...

Bravo